Brasil cuenta con una nueva Constitución tras 19 meses de debates

La nueva Constitución brasileña, que consta de 245 artículos, fue finalmente aprobada a las dos de la madrugada del pasado viernes, hora de Brasilia (siete de la mañana, hora peninsular), después de 339 sesiones realizadas a lo largo de 19 meses, y en las que se emplearon casi 3.000 horas de debates para discutir alrededor de 66.000 enmiendas y propuestas. Dentro de 20 días, el nuevo texto entrará en vigor.

El veterano diputado Ulises Guimaraes, de 72 años, presidente de la Asamblea Constituyente, afirmó que "Brasil es ahora un nuevo país". La nueva Constitución surge en medio de la que posiblemente sea la más grave crisis económica de la historia contemporánea del país. Ha sido aprobada 42 años después de la última Constitución redactada por una Asamblea elegida por el pueblo y 28 años después de que los brasileños acudiesen por última vez a las urnas para elegir un presidente.La Constitución que ha estado vigente hasta ahora fue dictada por los militares, que ocuparon el poder entre 1964 y 1985. Uno de los más ácidos críticos de la nueva Carta, el presidente José Sarney, afirmó: "Tan pronto la Constitución sea promulgada, seré su primer servidor". La oposición de Sarney a una serie de disposiciones de la nueva Constitución provocó varias crisis institucionales.

Algunos puntos de la nueva Carta suponen claros avances con relación a las leyes imperantes hasta ahora. Así, queda abolida la censura, la tortura está -además de prohibida- considerada como un crimen y queda garantizada la libertad de expresión. Nadie puede ser detenido sin orden judicial y todo ciudadano puede tener acceso a su ficha policial. Una amplia reforma tributarla descentraliza el poder y distribuye más recursos para los Estados y municipios. La jornada semanal de trabajo pasa a ser de 44 horas y el derecho de huelga es amplio.

Todos los brasileños mayores de 16 años tienen derecho a votar. En el campo económico establece que la tasa de interés no podrá ser superior al 12% anual, impone nuevas restricciones y mecanismos de control para la entrada de capital extranjero y establece que la explotación minera sólo podrá ser hecha por empresas brasileñas. El Estado federal tendrá que reservar el 18% de sus recursos para la educación, porcentaje que se eleva al 25 en el caso de los Estados y municipios. Queda prohibido el trabajo a los menores de 14 años, la unión estable de una pareja no casada legalmente tendrá el mismo valor que el matrimonio y una persona puede divorciarse cuantas veces quiera.

En un país de diferencias sociales tan profundas, muchas de las normas dispuestas corren el riesgo de convertirse en una mera manifestación de buenas intenciones. En Brasil hay 35 millones de niños abandonados o en estado de carencia -casi la población de España-, y suena a algo demasiado romántico suponer que no trabajarán, como establece la Constitución. En todo caso, el país despertó el viernes con la esperanza de que el texto de la nueva Carta Magna pueda acercarse a la realidad y provocar cambios en el feo paisaje social que abruma a todos.

En la madrugada del viernes en el Parlamento había un clima de fiesta. Los diputados agitaban banderas y hubo uno que llegó a besar en la calva a Ulises Guimaraes.