_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

En busca de un nuevo Bad Godesberg

A LOS socialdemócratas alemanes del SPD, cuyo congreso federal se inicia hoy en Munster, no les faltan datos para pensar que la coalición conservadora que gobierna está perdiendo la confianza de los electores. Pero para ser capaces de provocar un relevo deberán primero definir un proyecto autónomo en torno al cual plantear eventuales alianzas futuras. Cuentan con dos años, hasta las elecciones generales de 1990, para rehacer la identidad de la socialdemocracia alemana, muy quebrantada desde hace años como resultado del entrecruzamiento de líneas de acción parcialmente contradictorias.En este congreso el SPD deb e presentar al país un programa nuevo, una opcion socialdemócrata que sustituya al proyecto definido en el famoso congreso de Bad Godesberg, en 1959, bajo la inspiración de Willy Brandt, y que se ha ido deshilachando poco a poco. Y ello no sólo por su actual travesía del desierto, que dura ya ocho años, ni por el anterior desgaste en el poder o la orfandad en que los sumió la retirada del antiguo alcalde de Berlín, sino por las transformaciones sociales de todo tipo producidas en estas tres décadas. Su idea de entonces de "no socializar al hombre, sino humanizar la sociedad"; su decisión de no ser "el partido de la clase obrera, sino del pueblo", influyó sobre todos los socialismos europeos y sobre la política de lo posible en países destinados a vivir bajo la influencia del capitalismo tecnológico. La corrección es difícil.

Su experiencia en la oposición y la pérdida de prestigio de la coalición conservadora parece inclinarle ahora hacia la izquierda, representada por su hombre fuerte, Oskar Lafontaine, frente a los otros dos cabezas de tendencia, Hans-Jochen Vogel y Johannes Rau. Sin embargo, Lafontaine -y en general el ala izquierda del partido- sigue queriendo distanciarse de los sindicatos y conectar con las clases medias, donde cree que se encuentra el buen pozo del que sacar abundante agua electoral. Su última propuesta ha sido que los sindicatos acepten la reducción de jornada con renuncia a la parte correspondiente del salario, a fin de reducir el número de parados (unos dos millones); los sindicatos protestan alegando que no hay razón para que sean los obreros los que paguen el coste del paro en un país en plena expansión económica.

El congreso socialdemócrata ha de pronunciarse sobre otros temas candentes. Temas relacionados con las nuevas condiciones creadas por la distensión entre las superpotencias. Uno de ellos es el de la desnuclearización: la oposición a que, después del tratado para la eliminación de armas nucleares de alcance intermedio (INF), se instalen nuevos cohetes más modernos en Alemania Occidental, que se convertiría así, como en los tiempos de la guerra fría, en la fortaleza de avanzadilla de Europa occidental, con el consiguiente gasto presupuestario. El otro es el de las relaciones con Alemania Oriental, es decir, las posibilidades de obtener de la distensión unos beneficios para las relaciones entre las dos Alemanias que ni Kohl ni Strauss serían capaces de conseguir.

En cuestiones de estrategia, el objetivo del SPD está en ganar por la mano a los pequeños partidos que van también creciendo, haciéndose cargo de algunas de sus reivindicaciones, como las de los verdes o ecologistas, y en este sentido apoyar a asociaciones y sectores diferenciados -juveniles, feministas, pacifistas- que pudieran incluirse en su partido. La consigna principal es la de mantener la unidad dentro de una nueva identidad. Lo difficil está en encontrar una nueva identidad que sea de izquierdas al mismo tiempo que absorba a la burguesía media, que apoye los salarios y los impuestos al capital y la reforma ecológica de las industrias sin encontrar demasiada oposición en la gran empresa, que busque- el entendimiento con la República Democrática Alemana y con la Unión Soviética sin despertar la desconfianza de Estados Unidos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_