España y el Reino Unido compiten por obtener una nueva inversión de Ford de 175.000 millones

La compañía norteamericana Ford está estudiando realizar una inversión de unos 1.400 millones de dólares (unos 175.000 millones de pesetas) en la construcción y desarrollo de una nueva planta de motores en un país europeo a fin de cubrir la demanda de automóviles para finales de los años noventa. La factoría española de Almusafes, en Valencia, y la británica de Bridgend, en Gales, se disputan, en primera instancia, el lugar de destino de la nueva inversión, cuyo estudio de viabilidad fue confirmado ayer por fuentes consultadas en la sede de Detroit de la compañía automovilística.

Los planes de la multinacional se entrelazan con el futuro de los modelos europeos llamados a sustituir a los actuales y, como es habitual en las empresas de este sector, muy celosas de sus planes comerciales y de producto. La portavoz responsable del área europea de Ford Detroit, Linda Cummins, no quiso comentar la futura inversión bajo el argumento de no hacer público ningún proyecto que pueda facilitar la labor de las compañías automovilísticas competidoras.Fuentes informativas británicas anticiparon, sin embargo, que la decisión sobre la nueva planta se adoptará, con toda probabilidad, antes de seis semanas. La planta tendrá una capacidad inicial para fabricar 458.000 motores al año, que se instalarán en los modelos que, según el estudio, están llamados a sustituir en unos años a los actuales Fiesta, Orion y Escort.

Los motores actuales de estos vehículos se fabrican indistintamente en España y en el Reino Unido, aunque con primacía en España para el modelo Fiesta. Ford dispone también de una planta de motores en Dagenham, en las Essex (Reino Unido) y otra en Colonia (República Federal de Alemania), donde se fabrican en la actualidad los motores de seis cilindros.

El Gobierno británico está desarrollando una importante labor de persuasión ante la alta dirección de la empresa de Detroit a fin de orientar la decisión hacia el Reino Unido. En el Gobierno británico se estudian en detalle las ayudas que la Ford podría recibir por parte estatal y local para inclinar la balanza a su favor frente a lo que se califica como "fuerte competencia española".

Pérdida de empleos

Fuentes del sector automovilístico estiman que, aunque el nuevo proyecto crearía tan sólo 600 nuevos puestos de trabajo, muchos de los actuales (1.200 en Gales y más de 8.000 en España) correrían el peligro de perderse en aquel lugar donde Ford desistiese de construir la nueva planta. Las mismas fuentes señalan que Ford tiene dudas sobre la oferta británica debido, fundamentalmente, a los problemas sindicales que siempre tuvo la factoría galesa.Hace unos meses, la negativa de los sindicatos británicos a presentar a la empresa una mesa negociadora única motivó que la compañía Ford optara por instalar en España una nueva planta de componentes electrónicos del automóvil, que supondrá una inversión inicial de unos 9.000 millones de pesetas. Aparentemente, el Gobierno de Margaret Thatcher trata ahora de convencer a los sindicatos para que no cometan el mismo error, según fuentes británicas.

Asimismo, el Gobierno de Londres se encuentra sumido en un debate interno en torno a cómo simplificar en una sola ayuda el complejo sistema de subsidios estatales, regionales y locales que han recibido en ocasiones anteriores las firmas automovilísticas que se instalan en su territorio. De hecho, un sistema mucho más simple que las ayudas regionales fue instrumentado cuando la firma japonesa Nissan decidió establecer su planta básica europea de ensamblaje en la región británica de Sunderland.

Fuentes oficiales, así como portavoces españoles de la multinacional norteamericana, manifestaron ayer desconocer el proyecto. No obstante, reconocieron que el objetivo en España es aumentar durante 1989 su capacidad de producción de motores a un total de 470.000 unidades al año, frente a las 400.000 actuales.