Encuentro 'cordial', pero sin resultados, de Grosz y Ceaucescu
Los máximos dirigentes de Rumanía y Hungría, Nicolae Ceaucescu y Karoly Grosz, respectivamente, se entrevistaron ayer en la localidad rumana fronteriza de Arad en un encuentro calificado oficialmente de "cordial" pero sin resultados concretos que puedan disminuir la tensión existente entre los dos Estados socialistas vecinos y aliados.Ceaucescu aprovechó la reunión con dirigentes del partido comunista rumano en la víspera del encuentro para defender sus planes de sistematización, que supondrán la destrucción de miles de pueblos en toda Rumanía y afectará especialmente a la minoría húngara.
Este plan ha provocado una grave escalada de la tensión entre ambos países que culminó en el cierre del consulado húngaro en la ciudad de Cluj. Bajo la creciente presión de su opinión pública, el régimen húngaro ha abandonado todas las reticencias a criticar a un "país hermano y socialista" y pasado a condenar abiertamente los planes del conducator rumano.
Ambos líderes expresaron tras el encuentro su "optimismo" por un desarrollo de las relaciones bilaterales. En su brindis en el almuerzo en honor de Grosz, Ceaucescu calificó la reunión de comienzo de un nuevo capítulo en las relaciones".
Regularidad
Grosz, que estaba de vacaciones en el lago Balatón, dijo que había acudido a la cita con propósito de buscar vías para la cooperación húngaro-rumana y pidió que se celebren estos encuentros con regularidad. La última cumbre se produjo en junio de 1977 entre Ceaucescu y Janos Kadar. La actual fue propuesta por Ceaucescu el jueves de forma absolutamente inesperada y aceptada de inmediato por la dirección húngara.En julio fracasó un intento de Grosz de entrevistarse con Ceaucescu porque la parte rumana se negó a incluir en la agenda el plan de sistematización. El plan ha comenzado ya a aplicarse.
Fuentes diplomáticas de Bucarest manifestaron ayer que el cambio de actitud de Ceaucescu y el que finalmente aceptara hablar del programa y de la minoría húngara, -temas que considera "asuntos internos"- se debe a presiones de la URSS. Ceaucescu prepara un viaje a Moscú. La dirección soviética, que ha seguido con gran malestar las diferencias entre sus dos aliados, y que está muy contrariada con la política estalinista de Ceaucescu, ha puesto, supuestamente, la condición de un encuentro previo del líder rumano con Grosz.
La cumbre -calificada de "negociación" por parte húngara y de "entrevista" por la rumana- supone un éxito de la estrategia del Gobierno de Budapest de internacionalizar el escándalo del programa de Ceaucescu. No se espera concesión alguna por parte del líder rumano, pero el hecho de haber accedido a dialogar con el máximo dirigente del país vecino sobre la suerte de la minoría húngara en Rumanía supone un primer paso hacia la mejora de unas relaciones que han alcanzado una tirantez inédita entre países socialistas y aliados.
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