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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Armas no tan piadosas

Hay que ver el editorial de EL PAÍS del 5 de agosto, titulado Armas piadosas. Hay que verlo y leerlo para creerlo.Primero informa de que Espafía ha vendido en cinco años 100.000 millones de pesetas en armas a países en conflicto. Después comenta que este hecho hasido reiteradamente denunciado por organizaciones pacifistas, lo que es cierto, y por los medios de comunicación, lo que ya no lo es tanto; por ejemplo, EL PAÍS, la mayoría de las veces, simplemente enunciaba, más que denunciaba, los cargamentos y los buques, pero, como dijo acertadamente hace algún tiempo Viceng Fisac y Armengol en sus propias páginas, las denuncias eran curiosas, y principalmente cuando las armas iban a Irán y casi nunca a otros países en conflicto, como Irak, Marruecos, Suráfrica, etcétera. ¿Es que Marruecos no está en guerra con un pequeño pueblo nómada? ¿No estarán algunos de estos medios anunciando exclusivamente como un descubrimiento periodístico lo que alguien, de forma interesada, les pone delante de las narices?

- Pero lo más grave de todo son las conclusiones del editorial. Concluye explicando los argumentos de los traficantes; a saber, que, si no, nuestras empresas bélicas, no serían rentables, y que si no lo hacemos nosotros otros lo harán. Y termina asegurando que tanto, los fabricantes como el Gobierno que los controla y dirige adoptan actitudes "insuperablemente cínicas" (única crítica del editorial) y admitiendo que es posible (¿será posible?) que las empresas españolas de armas necesiten exportar, pero en este caso debe reconocerse abiertamente (¡oh cielos, la glasnost bélica españolal), y, eso sí, ser objeto de acuerdo previo en el Parlamento (que es lo democrático, moderno y civilizado). Si de algo acusa a nuestros gobernantes es de ser víctimas del choque entre el "ingenuo doctrinarismo en que se fórmaron" (se refiere, de forma obviamente denigrante, a su supuesto bagaje pacifista) y la "opacidad de lo real' (se refiere al inmutable e inamovible belicismo). Punto.

Ni una sola referencia a lo inmoral, a lo execrable de este tráfico. Ni una para pedir la paz y no la guerra (¿se acuerdan, o ya se les ha olvidado, como a nuestros jóvenes gobernantes?). Ni una sola imagen de los también muy reales miles de jóvenes de todo el- mundo que terminan destripados (sí, con las tripas fuera) por la necesaria metralla española. Ni una sola petición para que, aunque sólo sea en este caso, aguantemos empresas deficitarias o, mejor aún, las cerremos, si es que lo son.

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Definitiva y lamentablemente, EL PAÍS se ha puesto esta vez de verde oliva-

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