La mujer en la Iglesia
Me sigo preguntando por qué los editoriales sobre cuestiones religiosas han de ser los peores de EL PAÍS. El último -La mujer en la Iglesia, del 7 de agosto- sobrepasa todas las cotas anteriores. Otros editoriales eran discutibles; éste es impresentable. ¿Un gol colado al redactor jefe durante sus vacaciones de agosto?El nivel redaccional y cultural del escrito es tan bajo que el más benévolo tribunal de selectividad remitiría a su autor para septiembre. Valga como botón de muestra este admirable párrafo sobre la última decisión de la Iglesia anglicana respecto a la ordenación de las mujeres: "Aun sin cisma, es una rotura de la unidad anglicana que tuvo su auge y su desaflo a Roma en los grandes tiempos del imperio -por cuestiones de matrimonio, divorcio y herencia de Enrique VIII- y que se debilita cuando el imperio se deshace, la modernidad quiere entrar y las dudas sobre tradiciones y formas antiguas se hacen universales".
No contento el autor con tan brillante síntesis de la historia del anglicanismo, se anima a construir otra no menos brillante; esta vez sobre el pensamiento de la Iglesia católica: un texto de san Pablo mal traducido, unas citas de algunos exabruptos oratorios de algunos padres de la Iglesia neoplatónicos y una calenturienta consideración del san Antonio del desierto y las tentaciones constituyen -para este genial historiador- las bases del pensamiento y de lafe de esta institución.
Cualquier lector medianamente avisado sabe lo que se puede hacer con unas cuantas citas entrecomilladas sacadas de contexto. En este caso, las frases entrecomilladas pretenden a todas luces distorsionar la verdad. "El rosario de citas", dice, "podría ser mucho más largo", pero no tanto como su insensatez ni como otro rosario de citas que podrían enhebrarse entresacándolas de una literatura tan vasta, plural e incluso contradictoria como la patrística, que abarca unos siete siglos. Pero, digan lo que digan los santos padres de la Iglesia, todos sabemos que no son ellos, sino el Evangelio de Jesús, el fundamento del pensamiento de la Iglesia. En ese Evangelio se podían encontrar mil citas del aprecio de Jesús por la mujer.-
