Aviso sindical
LOS RESULTADOS de las elecciones sindicales recientemente celebradas en Seat constituyen un dato novedoso en el escenario laboral español. La Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras han sufrido un voto de castigo que han rentabilizado el viejo sindicato anarquista CNT y otros de nuevo cuño surgidos del asambleísmo o desde los cuadros. Estos sindicatos minoritarios han sabido recoger las críticas contra lo que califican de entreguismo del anterior comité a la empresa. Habrá que ver, no obstante, si el toque de atención recibido por los mayoritarios responde a factores específicos de Seat y, por tanto, tiene un alcance limitado o, por el contrario, es un síntoma de que algo comienza a cambiar en el inamovible panorama sindical de la última década.Es probable que estos resultados tengan algo que ver con fenómenos que han surgido en otros países europeos, donde las grandes organizaciones del sindicalismo tradicional están sometidas al acoso de nuevas corrientes, con tendencias a la vez corporativistas y asamblearias, que se centran en la defensa de reivindicaciones específicas de determinados grupos de trabajadores, sin preocuparse por buscar alternativas o propuestas globales.
Las elecciones en Seat indican que los votos perdidos por CC OO y UGT han beneficiado fundamentalmente a la CNT, pero una parte considerable de los mismos ha ido a parar también a la Confederación de Cuadros y a una Coordinadora Unitaria de Obreros Asamblearios. La abstención, como era previsible, se ha cobrado su cuota. Si se comparan los resultados de estas elecciones con los de 1986, UGT ha bajado de 28 a 25 delegados, y Comisiones ha perdido 13 representantes y más del 30% de votos. La Confederación de Cuadros duplica los votos, y CNT sube de 5 a 17 delegados en la factoría de la Zona Franca. En El Prat, una Coordinadora Unitaria de Obreros Asamblearios ha sacado 5 de los 23 delegados elegidos.
Los sindicatos mayoritarios españoles encuentran enormes dificultades para encarar nuevas formas re¡vindicativas. A ello contribuye su escasa implantación en el mundo laboral, y también la poca disposición de sus dirigentes a afrontar un debate condicionado por el hecho de que en la España de los tres millones de parados el trabajador asalariado industrial ha dejado de ser un paria del sistema. Surgen así manifestaciones en las que los sindicatos tradicionales se ven claramente desbordados. Los resultados de las elecciones en Seat son, claramente, un aviso.
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