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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Martín Santos y el miedo a Europa

El entusiasmo que pone cierta izquierda intelectual en tomar la fosilización por fidelidad a los principios merecería los desvelos de algún paleontólogo más paciente que yo. Por ejemplo, Martín Santos, y, por ejemplo, el tema de Europa. Su descubrimiento crucial es que a Europa la hizo el miedo, noticia genealógica. que reclama completarse con la lista de las agrupaciones humanas que carecen de tal cimiento y se apoyan sobre el amor al prójimo, la compartida afición a la lírica o cosas semejantes. Pero quizá lo importante no sea que a Europa la hizo el miedo -un sentimiento muy cuerdo, después de todo-, sino lo que a partir de ese miedo inicial ha logrado liacer Europa (algo que algunos caprichosos llaman "civilización", porque es capaz de incluir su propio examen crítico) y también lo que Europa podría llegar a hacer todavía desde su miedo y desde su razón. Martín Santos decreta que la Europa razonable es una miseria moral, porque la confunde con la Europa fáctica, que es precisamente la que ni a mí, ni a muchos más ilustres que yo, nos parece razonable.Aunque sea un hecho político, no es razonable la Europa hipotecada a los armamentos y a los nacionalismos, la Europa del menos lógico de los mercados que Martín Santos, como buen adorador del hecho consumado, llama "de la lógica del mercado". Ojalá que hubiera lógica en el mercado y en todos los demás asuntos comunes. ¿O es que Martín Santos conoce alguna lógica capaz, sin totalitarismo, de abolir el mercado y que, por tanto, no necesite tomarse la molestia de racionalizarlo políticamente? Si es así, que se sepa cuanto antes y venga ese Premio Nobel de Economía, que, después de lo de Perico Delgado y Ballesteros, vamos los españoles a comernos el mundo.

Las condiciones para lograr la Europa "política, armónica y ética", pues tal tiene que ser la que recabe la aprobación de Martín Santos, no pasan ni por Bruselas ni por Estrasburgo. ¿Pasarán por el Vaticano? ¿Por Burgos? Cruel en su desidia, Martín Santos no quiere decírnoslo. Prefiere irse junto con Platón a llorar frente al muro de Berlín, "que hemos levantado todos" (Martín Santos es de la escuela platónica de la simploké, según la cual a los muertos de ETA los matamos "todos", el avión iraní lo han derribado "entre unos y otros", de lo del Nani todos somos igualmente responsables, etcétera). Reclamar un Parlamento Europeo efectivo -no como el actual, desde luego-, una auténtica unidad europea y no la restrictiva del Acta Única, etcétera, son simples pasatiempos insustanciales. Vaya. Los que denominé "Idiotas de Occidente" -de los que Martín Santos asegura formar parte- reclaman "la oportunidad de elegir moral e intelectualmente". La oportunidad la tienen, pero seguro que les faltará la capacidad para aprovecharla, tal como me temía yo con mi calificativo y me confirma el discursito papanatas de Martín Santos. - Fernando Savater.

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