Amina Bargach
La lucha de una psiquiatra en favor de su marido
Directora del Hospital Psiquiátrico de Tetuán (Marruecos) desde 1985, cuando su marido, Mohamed Jaidi, fue encarcelado por "atentar contra la seguridad interior del Estado", Amina Bargach dedica a mover los hilos de la solidaridad internacional en favor de él todas las energías que le dejan libre su trabajo y el cuidado de sus hijos, Omar, de 10 años, y Leila, de ocho. Ahora, Amina Bargach, que cursó la carrera de Medicina en Valencia, ha aprovechado un viaje profesional a Madrid para buscar, una vez más, apoyos para su pronta liberación.
La detención de Jaidi, psiquiatra con un gran prestigio dentro y fuera del país, en noviembre de 1985, movilizó inmediatamente a cientos de psiquiatras de España, Italia, Francia, Suiza, Canadá y Estados Unidos. Acusado de vinculación con la organización Al Aman (Adelante), de inspiración marxistaleninista, Jaidi fue condenado a 12 años de cárcel, de los que sólo ha cumplido tres. "Se formó un comité internacional de defensa de Mohamed Jaidi, con sede en Ginebra", dice Amina, .gracias al cual recibe cartas y periódicos y dispone de una mesa con luz en una celda individual. En Suiza forman parte del comité 2.000 personas, lo cual me emociona, pues fui yo, no él, quien vivió allí".Amina y Mohamed, ambos de 43 años, estudiaron medicina en Valencia en los años sesenta. Amina se especializó en Friburgo y Ginebra (Suiza) y Mohamed lo hizo en Córdoba con Carlos Castilla del Pino, de quien es colaborador y amigo. De vuelta en Marruecos, en 1976 empiezan a trabajar en el hospital de Tetuán. "Nuestro ritmo de trabajo no era precisamente como para militar además en un partido político", dice Amina, para quien Mohamed, de acuerdo con Amnistía Internacional, está preso por un delito de opinión.
Valencia sigue siendo "algo especial" para Amina Bargach, a pesar de que allí perdió una pierna, con sólo 18 años, al ser atropellada por un tranvía, por lo que desde entonces camina trabajosamente con un bastón. "Fue una época muy intensa España es un país donde no sientes que estás de paso", añade. También recuerda Bargach que amplió estudios en Roma y Milán un año, la "enorme tolerancia" de los italianos. "Durante el año en que estuve en Italia, Mohamed se quedó en Tetuán y cuidaba de los niños. Sabía lo importante que era para mí y me lo puso muy fácil".
¿Qué repercusiones ha tenido para los niños la situación de su padre? "Al principio lo pasaron mal. Él es un padre que estaba muy presente y le echaban de menos en cosas concretas, como el baño o la playa. Ahora lo han ido entendiendo". Omar y Leila ven a su padre cada 15 días. Amina puede verle uña vez por semana "con dos rejas por rnedio" y una vez al mes personalmente, durante un tiempo que varía "según las circunstancias", comenta risueña, como si quisiera transmitir a sus interlocutores la idea de que, a pesar de los problemas, el mundo no se acaba.
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