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Cautela sobre el conflicto con Rumamía

Mathias Szürós se mostró prudente al abordar el problema que enfrenta a su país con la vecina Rumania a causa de la minoría húngara de Transilvania que ha sido condenada por el líder rumano Ceaucescu a perder sus señas de identidad dentro de un plan que incluye arrasar a más de 8.000 pueblos y agrupar a sus pobiadores en grandes ciudades.Esta parece ser la consigna oficial que se desprende también de las cautas declaraciones del primer ministro húngaro Karoly Grosz poco antes de partir hacia Moscú, donde será recibido por Mijail Gorbachov. Szürós no descarta algún tipo de presiones soviéticas ante el líder rumano. "Un país tan grande como la URSS por supuesto que tiene influencia en Rumanía, pero no creo que quiera intervenir".

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"El Gobierno húngaro, explica, "piensa que todavía existe la posibilidad de dialogar con Rumania, no podemos ser indiferentes con el destino de los húngaros que se encuentran fuera de Hungría. Pero de hecho está sucediendo lo mismo con las minorías alemanas, serbias y croatas, y no es casual que junto a Yugoslavia estemos cooperando con vistas a la Conferencia para la Seguridad y Cooperación en Europa de Viena".

"Hemos planteado una vez más a los rumanos celebrar un encuentro entre nuestros canci lleres, nuestros secretarios del Comité Central y nuestros res pectivos presidentes de Gobierno para preparar una cumbre. Pero ellos no quieren reuniones preparatorias, simplemente quieren una cumbre y nostros pensamos que sin unas reuniones preparatorias no tiene sentido". Szürós cree que en la reunión de Viena puede surgir una oportunidad interesante, pero no descarta que la URSS se pueda encontrar frente a una situación embarazosa si Rumania pretende obstaculizar la conferencia. "Si los pueblos de Europa se unen y, por ejemplo, los parlamentos manifiestan su desprecio hacia la política rumana, esto podría forzar un cambio de política". Szürós considera que si Ceaucescu decide llevar adelante la destruccion de los 8.000 pueblos transilvanos sólo queda la esperanza de que "los propios rumanos que no quieren ver como desaparecen sus pueblos y arrasan sus cementerlos se enfrenten al Gobierno".

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