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RELIGIÓN

Juan Pablo II canoniza a un español

Juan Arias

Juan Pablo II canonizó ayer al trinitario español del siglo XVI Simón de Rojas, preceptor y confesor de reyes, en una solemne ceremonia, la primera celebrada en la basílica de San Pedro del Vaticano tras el cisma provocado por el arzobispo, Marcel Lefebvre. También fue canonizada la religiosa francesa Rose-Philippine Duchesne, que vivió entre los años 1769 y 1852 y fue misionera en Canadá y cofundadora de la Congregación del Sagrado Corazón.

El evangelio fue leído en latín y griego, como es uso en las ceremonias solemnes pontificias. Con el Papa, concelebraron, entre otros, el arzobispo de la diócesis española de Valladolid, José Delicado Baeza, y el general de la orden de los trinitarios, José Gamarra Mayor. Asistieron delegaciones oficiales de España y Francia, así como miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.La delegación española la presidió el embajador cerca de la Santa Sede, Jesús Ezquerra, y de ella formaban parte también el director general de Asuntos Religiosos, del Ministerio de Justicia, Ricardo Zalacaín, y el director general de Relaciones con la Santa Sede, del Ministerio de Asuntos Exteriores, Víctor Ibáñez Martín, así como el alcalde de Valladolid.

Valladolid tiene desde ayer un nuevo santo en la figura de Simón de Rojas, nacido el 28 de octubre de 1552 en una familia noble, aunque según las crónicas oficiales fue siempre muy huimilde, incluso cuando acabó siendo el preceptor de los hijos de Felipe III.

222 años de espera

Simón de Rojas ha sido uno de los santos cuya causa de beatificación ha tenido que esperar durante más tiempo: 222 años. Y no por falta de milagros, ya que el prodigio por el cual ayer Simón de Rojas fue canonizado había tenido lugar en .1773, hace 215 años. Se trató de la curación instantánea de un cáncer a la valenciana Joaquina Mocholi.La característica del nuevo santo, según las informaciones ofrecidas por el Vaticano fue su "enamoramiento por María". La pasión por la Virgen del amor fue heredada de su madre, de quien tomo, como nombre de religioso de Trinitario calzado, su apellido: "De Rojas". Según sus biógrafos, las primeras palabras que pronunció en su vida fueron estas: "Ave María".

Simón de Rojas entró en el convento a los 12 años. Estudió filosofía y teología en la Universidad de Salamanca entre 1573 y 1580 y se dedicó pronto al servicio de los pobres, los encarcelados, enfermos y abandonados, así como a la ayuda espiritual y social de las prostitutas.

Tuvo estrechas relaciones con la familia real española y la nobleza de su tiempo; fue consejero de Felipe III, que le nombró preceptor de sus hijos, entre ellos el príncipe Felipe, más tarde Felipe IV.

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