Matar a la gallina de los huevos de oro

ENVIADO ESPECIALNo se llenó, pese al cartel integrado por tres figuras, el coso de Las Palomas. Apenas tres cuartos. Debe ser motivo de meditación para los taurinos, por si estuvieran matando la gallina de los huevos de oro. Precios altísimos y ningún aliciente para acercar a la juventud alas plazas. Pocas son las que tienen precios de promoción para los niños y los jóvenes. Con lo listos que parecen y la visión tan miope que tienen del negocio con proyección en el medio plazo.

Con José Mar¡ Manzanares, el benévolo público del Campo de Gibraltar estuvo ayer un tanto severo. Debería ello servirle de estímulo y no de desánimo. Tiene acreditadas, en su vasta trayectoria profesional, cualidades excepcionales como lidiador y como torero.

Sin embargo, ha cogido la pendiente de la cuesta abajo, no tanto por desidia, como por el uso y abuso de todas las ventajas. Es la figura del momento más ventajista: el pico de la muleta, el toreo de perfil, la muleta atrasada, el estoquillador cogido por un extremo, la suerte descargada... Y Manzanares sabe torear de otra manera, lo que pasa es que se ha tirado a lo fácil, a lo menos comprometido. Un revolcón al entrar a matar al cuarto de una estocada, le evitó que se repitieran los pitos del primero que ya empezaban a sonar antes de montar la espada.

No hubo parón

La mansurronería del segundo el viento le impidieron a Paco Ojeda hacer el número del parón, que tanto impacto produce en la multitud. Al quinto, lo toreó en series cortas de muletazos con ambas manos ligados con el de pecho, de escaso recorrido, pero con temple y ligazón. Especialmente buena la segunda serie con la derecha, adelantando la muleta, y llevándola muy planchada con perfecto remate. Feísimas las vueltas que dio abrazado a los costillares de su enemigo.Litri hizo dos faenas valientes, embarulladas, marca de la casa, con manoletinas, mirada al tendido, desplantes y arrojo de trastos. En cuanto a toros lo hizo muy bien a la verónica en su primero. En ambos toros entró a matar con mucha decisión. El presidente se empeñó en no concederle la oreja del sexto, pese a lo cual los algecireños lo pasearon a hombro por el ruedo.

Montoliú, con las banderilla y toreando a una mano, brillantísimo.

Si en plena feria, y con tres máximas figuras, la plaza no se llenó, no cabe duda que se está haciendo un flaco servicio a la fiesta por parte de quienes sólo miran sus intereses a muy corto plazo.