Arkadi Vaxberg: "Empezamos a construir un Estado de derecho en la Unión Soviética
'Breznev era un criminal", asegura el novelista y experto jurídico de 'Literaturnaia Gazeta'
"Empezamos a construir un Estado de derecho en la URSS", asegura Arkadi Vaxberg, de 55 años, escritor, experto en temas jurídicos del semanario Literaturnaia Gazeta y presidente de la Comisión de Derecho de la Unión de Escritores. Vaxberg, que se encuentra en España para participar en un seminario sobre novela negra, denunció y denuncia los excesos y los errores en la administración de la justicia, especialmente en la época de Leonid Breznev, y es un encendido defensor del cambio en su país. "Si la perestroika fracasa" asegura, "será una catástrofe para la URSS y para todo el mundo"
Pregunta. Usted ha escrito mucho sobre las injusticias de la justicia en los viejos tiempos.Respuesta. De los tiempos de Stalin, de Breznev y de Chernenko.
P. ¿Y ahora?
R. No puedo decir que las cosas han cambiado, pero están cambiando. Todo el mundo, incluso los dirigentes, comprenden que la situación actual es insatisfactoria. Comprender es el primer paso para mejorar. El que no comprende no puede cambiar. La cifra de sentencias que no son correctas según la ley, según la situación objetiva, es aún muy, muy grande. Se está comenzando el proceso de liberación de los que fueron condenados injustamente. Cada día hay resoluciones del Tribunal Supremo que permiten que salgan de la cárcel personas que llevaban años en prisión y qué ahora se ve que no eran culpables, sino víctimas de circunstancias objetivas, sobre todo económicas. Es el caso de dirigentes de koljoses [granjas colectivas] o fábricas obligados a cumplir los objetivos de los planes sin tener los medios necesarios.
P. Tal vez la catástrofe de Chernobil tuvo su origen en una situación como ésta.
R. Es un buen ejemplo, conocido por todo el mundo. Yo, junto con otros compañeros, he luchado durante 15 años para lograr la liberación de un dirigente de un koljoz cercano a Moscú. Lo acabamos de conseguir, pero puede que ya sea un poco tarde. Tiene 75 años.
P. Esos eran los errores que se cometían en el pasado, cuando no había perestroika [reestructuración] ni glasnost [transparencia informativa].
R. Pero es que los mismos juristas siguen en sus puestos. Y no pueden cambiar de forma de pensar en un momento.
P. ¿Haría falta entonces renovar a fondo el sistema judicial soviético?
R. Los que no pueden cambiar por sí mismos deben ser retirados. Por ejemplo, quienes no comprenden que la justicia es imposible sin la presunción de inocencia. Pero muchos juristas no lo entienden, creen que es una fórmula demagógica.
P. ¿Hay dos clases de justicia, una para la nomenklatura [la clase dirigente] y otra para el hombre de la calle?
R. No. Vemos que se acusa a importantes dirigentes que eran en realidad grandes criminales.
El jefe de la Mafia
P. Dirigentes con Breznev.
R. Breznev era un criminal. Estoy seguro. No puedo pensar de otra forma. No un mal dirigente, eso es otra cosa. Un criminal. Conocía lo que, por ejemplo, hacían Nikolai Sholokov [ex ministro del Interior], Dinmujamed Kuriaev [ex líder del partido en Uzbekistán] o su propio yerno, Yuri Churbanov. Él los apoyaba, y no permitía que se dijera una sola palabra contra ellos. Era como un jefe de la Mafia. Pero ahora intentamos construir una justicia única para el conjunto de la población. Perseguimos una reforma jurídica, de los tribunales, con más derechos y garantías al individuo, una legislación nueva en todos los campos.
P. ¿Y Gorbachov?
R. Estoy seguro de que quiere organizar esa justicia. El es jurista. Nunca ha trabajado profesionalmente como tal, pero tiene la mentalidad de un jurista.
P. ¿Puede decirse que la URSS es un Estado de derecho?
R. No. No ha sido nunca un Estado fundado en la base jurídica. Ni un solo día en la historia. Pero ahora comenzamos a construir un Estado de derecho. Es una tarea muy larga y difícil, pero soy optimista porque veo una tendencia, una voluntad, sobre todo del pueblo.
P. ¿Está la mayoría de la clase política, de los miembros del Politburó y del comité central, de los diputados del Soviet Supremo en favor del cambio?
R. Es muy difícil decirlo, ya que no hay un mecanismo que permita contar a partidarios y adversarios. Todos dicen que están a favor de la perestroika. No hay una sola palabra contra ella.
P. Pero, ¿siguen siendo poderosos sus enemigos?
R. Sí. Sobre todo porque es muy difícil detectarlos.
P. ¿Está la mayoría de la población a favor de la perestroika?
R. Hace un año le habría dicho que no estaba seguro. Hace dos le habría respondido que no. Pero ahora le digo: estoy seguro de que sí. Yo recibo en mi revista entre 2.000 y 3.000 cartas por mes, una muestra bastante representativa. Y el 80% está actualmente a favor del cambio.
P. ¿Cree usted que los delegados a la conferencia del PCUS han sido elegidos limpiamente?
R. En algunos casos, no. No puedo comprender cómo la académica Tatiana Zaslarskaia, el profesor Gavril Pobov, el escritor Mijail Chatrov o Alexandre Gelman no están entre los delegados, pese a ser presentados por miles de comunistas. En cambio, todos los ministros de todas las repúblicas están en la reunión por el hecho de serlo. Sé que entre los delegados hay muchos sinceros partidarios de la perestroika, aunque no me atrevo a decir que sean mayoría. Pero no creo que tengan el coraje de oponerse al cambio.
P. ¿La glasnost es la gran defensa de la perestroika?
R. La única.
P. ¿Qué espera usted de la conferencia del PCUS?
R. No espero un giro de 180 grados, pero sí un paso adelante. Eso es lo importante, que no haya ni retroceso ni estancamiento. Y que se avance en una sola dirección: democratización, democratización, democratización. Si la perestroika fracasa será una catástrofe para la URSS y para todo el mundo.
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