El privilegio indeseable
España tiene un riesgo elevado de catástrofes en los próximos años
España es un país privilegiado en cuanto a la posibilidad de ser objeto de catástrofes naturales, y, de hecho, ha padecido todas las modalidades en algún tiempo de su historia reciente, incluso si se habla de algo tan exótico como los maremotos o tsunamis, que la imaginación tiende a relacionar con países como Japón. Tsunamis, terremotos, corrimientos de tierras, erosión del suelo, inundaciones, erupciones volcánicas, todo ha ocurrido en España. El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) ha hecho un detallado estudio de las consecuencias para nuestro país si en los próximos 30 años se reprodujesen los desastres que ya han acaecido alguna vez. Las cifras son aterradoras.
Según este estudio, el primero que se hace en España y uno de los primeros de Europa, los daños económicos que sufriría España en el período del año 1986 al 2016, en la hipótesis de riesgo máximo, como consecuencia de catástrofes naturales que es posible que ocurran en el territorio nacional, asciende a la astronómica cifra de 8,2 billones de pesetas. Los daños económicos, en la hipótesis de riesgo medio, ascienden a 4,9 billones de pesetas. Las inundaciones y la erosión del suelo son las catástrofes geológicas que no sólo tienen mayor probabilidad sino que, de hecho, están ocurriendo habitualmente. Por comunidades autónomas, las más expuestas son las de Andalucía, Cataluña, Valencia y Murcia.
Entre 1986 y 2016
La hipótesis de riesgo máximo se basa en suponer que en el período citado, de 1986 a 2016, ocurran en España terremotos, erupciones volcánicas, inundaciones, etcétera, que ya han ocurrido alguna vez en la historia reciente de este país. La hipótesis de riesgo máximo es poco probable, aunque posible, como lo demuestran el terremoto de Arenas del Rey, en 1884, que provocó la muerte de 900 personas; el tsunami que asoló Cádiz en 1755 y causó unas 1.000 muertes; los deslizamientos de tierras de 1874 en Azagra (Navarra), en los que fallecieron 100 vecinos, o las inundaciones de Cataluña en 1962 y 1971, en el sureste español en 1973, en Levante en 1982 y las del País Vasco y Cantabria en 1983, que causaron en total casi 2.000 muertes y cientos de miles de millones de pérdidas económicas.La hipótesis de riesgo medio no se basa en las experiencias más demoledoras sucedidas en España, sino en la frecuencia en que se producen, y, en este apartado, es obvio que los terremotos o los tsunamis no ocupan el primer lugar, pero sí las inundaciones y la erosión de suelo, teniendo en cuenta que este último fenómeno no es algo que se produzca de forma ocasional, sino que es una acción lenta pero continuada que amenaza esquilmar la productividad del suelo en una extensión de 328.000 kilómetros cuadrados, el 45%. del territorio.
El informe sobre el Impacto económico y social de los riesgos geológicos en España ha sido realizado por un equipo de expertos en prospección e ingeniería, economistas y geotécnicos del Instituto Geológico y Minero, bajo la dirección y coordinación de Francisco Ayala Carcedo, ingeniero de minas, y Emilio Elízaga Muñoz, geólogo.
Emilio Elízaga declaró a este periódico que el estudio, remitido a diversos ministerios, las comunidades autónomas y empresas públicas y privadas, ha sido muy bien acogido: "El estudio supone un paso importante en la concienciación de que los riesgos naturales están ahí, pueden ocurrir, y se pueden tomar medidas, si no para evitarlos, sí para paliar sus efectos catastróficos. La reacción de la mayoría de las personas ha sido de un cierto estupor, de asombro al ver la magnitud de los riesgos geológicos que amenazan, con mayor o menor probabilidad, a un país industrializado como España".
"No es que España sea un país particularmente catastrófico. Riesgos de grandes daños los tienen todos los países industrializados, precisamente porque están muy poblados, tienen grandes infraestructuras en obras públicas y ciudades, y cualquier fenómeno negativo origina serios destrozos. Los riesgos están en consonancia con el lugar donde ocurran. Un terremoto en el desierto, por poner un ejemplo fácil, puede no tener ninguna importancia, mientras que un seísmo débil en una ciudad como Madrid puede ocasionar el derrumbamiento de los edificios más viejos y provocar cuantiosas pérdidas en vidas humanas y recursos económicos".
El estudio cuantifica, asimismo, las medidas de prevención que podrían ponerse en marcha para paliar los efectos negativos de las catástrofes. El capítulo de las inundaciones es un ejemplo claro de los beneficios de la prevención. El riesgo medio de daños económicos causados por inundaciones para el período 1986-2016 asciende a 2,82 billones de pesetas. Una inversión de 116.000 millones de pesetas en esos 30 años reduciría el riesgo medio prácticamente a la mitad.
Algunos de los fenómenos geológicos están íntimamente relacionados con la acción del hombre sobre el medio ambiente. Es el caso, fundamentalmente, de la erosión del suelo, "sin que hasta ahora las medidas correctoras puestas en marcha hayan tenido demasiada efectividad", a decir de Elízaga. Actualmente, casi la mitad de todo el territorio nacional está amenazado seriamente por la erosión del suelo, sobre todo la zona suroriental de la Península -provincias de Almería, Granada, Málaga y Murcia- seguida de la banda que bordea el Mediterráneo, desde el sur de Cataluña hasta Andalucía y gran parte de las islas Canarias.
Las causas de la erosión están ligadas a la antigüedad de los asentamientos humanos y sus consiguientes prácticas agrícolas y ganaderas, la irregularidad en las precipitaciones y los incendios forestales. "Los incendios forestales", añade Elízaga, "son uno de los desastres más sangrantes que padece España. No sirve de nada la repoblación forestal emprendida por Icona si los avances logrados se echan a perder luego por el fuego".
El terremoto más antiguo que recoge el estudio del IGME es el de Olot (Gerona), registrado en el año 1428, que causó la destrucción de varias poblaciones y la muerte de unas 500 personas. Según el estudio, las provincias españolas con mayor peligro de actividad sísmica son las de Granada, Málaga, Almería, Murcia y Alicante. Al contrario, la actividad volcánica en la Península está prácticamente extinguida, y se centra fundamentalmente en las islas Canarias, que vivieron su último período de actividad en los años setenta, en que se produjeron hasta 13 erupciones.
Inundaciones frecuentes
Las inundaciones son las catástrofes geológicas más frecuentes en España. "La distribución geográfica de este riesgo", dice el informe, "señala a Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, parte de Andalucía y la cornisa cantábrica, Asturias, Cantabria y País Vasco como las zonas más afectadas".Es de notar que la parte suroriental de Andalucía concentra las mayores posibilidades de riesgos ecológicos, tanto en inundaciones -es una zona de lluvias intensas y desperdigadas en el tiempo, ayudadas por los fuertes desniveles de terreno- como en erosión del suelo, como en peligro por la existencia de fallas activas, movimientos de suelo o terremotos. "Sin embargo", termina Elízaga, "se da un fenómemo de falta de conciencia histórica que puede resum,irse así: como hace mucho tiempo que no pasa nada, pues se olvida el peligro potencial y se levantan asentamientos urbanos, carreteras y obras públicas sin demasiados miramientos".
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