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Juzgado el regente de una discoteca que mató a un ladrón de un escopetazo

El fiscal confirmó ayer su petición de 18 años de reclusión para Vicente Catalá, que mató a Maximiliano Balbastre cuando éste entró, para robar, en la discoteca que el padre del primero posee en Llutxent (Valencia). Una vez cerrado el local, en la noche del pasado 26 de septiembre, Catalá, armado con una escopeta de caza, esperó la llegada de la víctima, que se produjo hacia las cuatro de la madrugada. Vicente Catalá, de 39 años y regente del local, se había dormido, pero se despertó al oír ruidos.A dos metros de distancia, "sin intimidarlo", según el fiscal, apretó el gatillo apuntando a la cabeza de Balbastre. Catalá, experto cazador, acertó y la víctima falleció en el acto al estallarle el cráneo. Posteriormente, se entregó a la Guardia Civil.

La defensa pidió la absolución al considerar que su cliente actuó en legítima defensa. Alternativamente, el defensor solicitó una pena de seis meses por imprudencia con resultado de muerte con aplicación de las atenuantes de transtorno mental -producido por la epilepsia que sufre el procesado-, arrepentimiento y legítima defensa. El defensor que, considera el disparo como fortuito, insistió en las frecuente crisis epilépsicas de Catalá y en los continuos robos perpetrados en la discoteca Majovi y que habían sido denunciados. Para el fiscal, en cambio, hubo alevosía y no puede justificarse el hecho en base a la inseguridad ciudadana.

La acusación particular, que pide 26 años de reclusión, recalcó que el procesado meditó mucho su acción, ya que cogió la escopeta de caza de su padre hacia las 21 horas del día 25, mientras que los hechos se produjeron a las 4 horas de la madrugada siguiente. Los peritos de la Guardia Civil afirmaron que la víctima se encontraba "acurrucada debajo de la barra" cuando recibió el impacto. Por el contrario, el procesado manifestó que vio "un bulto" que se levantaba. También dijo ayer haber advertido a la víctima de que estaba armado para que saliera con las manos en alto. Sin embargo, en su declaración ante la Guardia Civil no mencionó este extremo.

Vicente Catalá pasó por un auténtico calvario en su declaración de ayer debido a sus serias dificultades para expresarse en castellano y por estar esposado, lo que le impedía gesticular.

Los médicos forenses confirmaron la enfermedad del acusado, aunque lo consideraron mentalmente normal. Asimismo, explicaron que estaba de baja laboral el día de los hechos.

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