Exceso de equipaje

El cáustico Zander Hollander, uno de los santones de la crítica estadounidense de baloncesto, dedicaba un sabroso comentario a Byron Scott en su repaso anual a los jugadores de la NBA. Decía Hollander que Scott es un exceso de equipaje en la plantilla de los Lakers. Una apreciación muy dura para un jugador que ha superado esta temporada la veintena de puntos por partido, que dispone de un espléndido tiro y de una frescura en el juego que engarza perfectamente con la pulida estética de los Lakers. Y, sin embargo, los acontecimientos se empeñan en dar la razón a Hollander.Byron Scott decepcionó el pasado año en la final frente a los Celtics, donde se vio superado por la trascendencia de los partidos, y vuelve a mostrar los mismos vicios emocionales frente a los Pistons. En el sexto partido, con un punto de ventaja para los Lakers, Scott falló dos tiros libres a falta de cuatro seguridos. Una canasta subsiguierite de los Pistons habría machacado el sueño de los Lakers, obsesionados con repetir el título, algo que no sucede desde 1969, y probablemente hubiera significado el despido de Scott. No le faltarían razones a Riley para deshacerse de un base que tiene un promedio del 82% de aciertos en tiros libres durante la tranquila campaña regular, pero que se derrumba en momentos inoportunos.

Este capítulo presenta una lectura del revés. A 14 segundos del final, los Lakers perdían por un punto y Kareem Abdul Jabbar estaba en la obligación de encestar dos tiros libres para situar a su equipo con ventaja. Durante su larga vida en las canchas, Jabbar ha sido un discreto lanzador de tiros libres. Su promedio ha sido del 72%, lejos de la eficacia de Scott. Más aún, Jabbar ha jugado los últimos partidos sometido a una extremada tensión, producida por las críticas que han vertido los agoreros, empeñados en sepultar al viejo pivot. En estas difíciles circunstancias, Jabbar hizo lo que ha hecho toda su vida triunfar. Lanzó los dos tiros y los dos encestó. Por eso hoy, si el resultado se complica en el Fórum, los Laker buscarán en el último instante el gancho celestial de Kareem y no el elegante, pero temeroso, tiro de Byron Scott.