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Entrevista:

"El Estado no ayudará al deporte profesional"

Javier Gómez Navarro quiere implantar por ley las sociedades anónimas

Luis Gómez

Javier Gómez Navarro, secretario de Estado para el Deporte, encabeza la lista de ministrables para el que puede ser primer Ministerio del Deporte, y, a la vez, comenzará en unos días una amplia campaña para explicar la que puede ser su gran obra, una nueva ley del deporte. Y con esta futura ley Gómez Navarro se plantea otra reordenación del deporte profesional y el deporte federado. Y, curiosamente, uno de los principales problemas de nuestro deporte es saber quién paga las deudas. Por eso anuncia la llegada de las sociedades anónimas.

Pregunta. Parece que ahora está metido de lleno en la elaboración de una ley del deporte cuyo punto más notorio va a ser la introducción del mecanismo de sociedades anónimas.Respuesta. Para el deporte profesional espectáculo creemos que hay que ofrecer un modelo ya mercantil y que ofrezca garantías a los acreedores y a la gente que mantiene relaciones mercantiles con los clubes y un modelo que fije y determine la responsabilidad de los socios y la de los dirigentes. Después de darle muchas vueltas salimos con el modelo de sociedades anónimas porque no hemos encontrado otro.

P. Lo que sucede es que implantar ese modelo en España va a provocar un período de transición muy difícil.

R. En este proceso lo difícil es el mecanismo transitorio, pero es que si no hacemos eso la situación será peor cada día. Por tanto, lo que tenemos muy claro es que, para el futuro, el Estado y el Gobierno no quieren bajo ningún concepto ayudar al deporte profesional, que es un espectáculo como otro cualquiera y que debe vivir de los ingresos que genera. Y creemos que, por tanto, no debe tener ningún tipo de subvención. Pero si no ayudamos a que sea posible una partida de autonomía y de salida para esa situación, no se puede solucionar nunca. Somos conscientes de que el modelo transitorio va a significar algún tipo de coste para el Estado. Creo que el problema de irresponsabilidad no es de irresponsabilidad de los dirigentes, lo que sucede es que el modelo jurídico genera irresponsabilidad.

P. Más coste aún para el Estado. ¿Durante cuánto tiempo más?

R. La ley entrará en vigor en 1989, y el período transitorio sería como máximo de dos años.

P. Pero sigue vigente un plan de saneamiento del que se dice muy poco desde un tiempo a esta parte. ¿Es que hay poco que decir, o es que lo que hay que decir no es muy halagüeño?

R. El problema es que se instrumentó como un convenio de buena voluntad en el cual el Estado aportaba el 2,5% de las quinielas para pagar las deudas existentes antes de junio de 1985. Pero, en primer lugar, cuando se firmó el convenio no se habían establecido esas deudas, con lo cual la cuantificación posterior era enormemente peligrosa, porque era facilísimo meter ahí dentro lo que se quisiera. Las primeras auditorías, por otro lado, donde en el 90% de los casos los auditores no daban opinión porque no había datos, demuestran que la cuantificación de los compromisos era inexistente. Eso ha generado una base de partida muy dudosa donde los clubes dicen que tienen deudas antes de 1985 que no están recogidas en las auditorías. A partir de ahí, las quinielas caen en picado y son insuficientes para ayudar al fútbol, y es conveniente plantear otro modelo. Asumimos la herencia que nos toca porque en 1985 el Gobierno se compromete a ayudar al fútbol.

P. Y en ese momento, ¿qué sucede con el plan?

R. Que ese plan no vale. Porque es insuficiente y porque no instrumentó medidas sancionadoras para los clubes que no cumpliesen la filosofía del plan. Porque, desde el primer momento, el club que no quiere cumplir el plan no lo cumple. Creo que ha habido buena voluntad por gran parte de los clubes, algunos clarísimamente, como el Valladolid o el Betis. Pero, a partir de ese momento, el plan está tocado de ala porque llega un presidente que no quiere cumplirlo, no lo cumple y no pasa nada, y no hay posibilidad de sancionarlo, ni siquiera de quitarle el dinero del plan de saneamiento. Por lo cual, en algunos casos, el plan para lo que ha valido es para generar unos ingresos que al no tener que devolverlos se los han gastado.

P. Es decir, ¿no hay posibilidad legal de no darle dinero al club que lo está malgastando? ¿El Consejo Superior de Deportes (CSD) no puede apartarlo del plan?

R. En este momento, no. Lo que sí se podría es denunciar el plan y hacer uno nuevo, pero ahora no valdría para nada. Lo que hay que hacer es resolver el fútbol con un modelo jurídico donde el que lo haga mal pague los costes, llámese socio o presidente (...). Es que el modelo que se hizo era muy peligroso. El CSD da el 2,5% a la Liga. Estaba bien. Pero el problema es que la Liga no pagaba las deudas de los clubes, sino que las asumió, quitándoselas a los clubes, y en ese momento los clubes dijeron: "Ancha es Castilla, ahora yo vivo con eso", y, en cambio, la Liga no ha tenido el dinero para pagar sus deudas, con lo cual la que tiene problemas ahora es la Liga, y, además, la que es responsable de pagar las deudas es la Liga.

Nuevas deudas

P. ¿Asumió las deudas jurídicamente?

R. Claro, con lo cual al club le liberó de las deudas, y eso se ha visto ya en las auditorías posteriores, en las que ha habido clubes que ya no tienen esas deudas en su pasivo. Hombre, el Banco Hipotecario tuvo la suficiente prudencia de no levantar las hipotecas a los estadios de los clubes, y sigue teniendo una segunda opción. La Liga paga las deudas de todos, estén cumpliendo o no. Y se ha generado otra cosa que denuncia que el plan se ha cumplido peor: ha habido clubes que han generado nueva deuda con Hacienda, posterior a 1985. Entonces, como Hacienda no puede subvencionar a instituciones que tengan deudas con la propia Hacienda, lo primero que hace es mirar las deudas actuales, y se autopaga sus propias deudas, con lo cual la mayor parte del dinero no va a pagar las deudas anteriores a 1985, sino las que generan actualmente algunos clubes.

P. Y esos clubes tendrán nombres y apellidos.

R. Sí, sí los tienen. Se los puede imaginar.

P. De todo esto se deduce que se están dedicando a desmontar el aparato legislativo que el mismo Gobierno montó hace poco tiempo.

R. Todo ha respondido al momento por el que pasaba España y a cierta inexperiencia. Por ejemplo, la ley del deporte se aprobó con el voto del PSOE un año antes del golpe de Estado, y el deporte no era una prioridad en España. Pero ahora yo vivo una situación envidiada por mis antecesores. Hay una Olimpiada que ha concienciado a amplios sectores del país, una conciencia de que el deporte es fundamental en la educación de los hijos, en la lucha contra la droga... Vamos a hacer cosas que antes no se podían hacer.

Un ministrable

Pregunta. ¿Va a ser ministro?Respuesta. No tengo ni idea.

P. ¿Pero es necesario un Ministerio del Deporte?

R. Es bueno que el deporte esté en el Consejo de Ministros de alguna forma, y ya lo está. Lo demás, al final, la estructura la puedes tener igual sin ministerio que con ministerio. Lo que sí te da el ministerio es un status diferente en tu relación con Hacienda, por ejemplo.

P. ¿Las Ligas profesionales van a ser tan independientes como se dice?

R. Por ejemplo, va a ser obligatorio para los clubes que participen en esas competiciones ser miembros de esa Liga, que ahora no lo son. Ahora pueden salirse de la Liga y seguir jugando. La Liga va a tener un poder de control y supervisión mucho más alto, va a tener una tutela delegada por ley para vigilar los presupuestos y unas funciones mucho más amplias, también por ley. Por tanto, va a poder establecer un mecanismo sancionador sobre los clubes, y eso integrado dentro de la federación, porque no se podría participar en las competiciones internacionales si no se está en la federación. Lo único que tendrá que regular con la federación serán fundamentalmente problemas de calendario y de relación entre la selección nacional y los clubes. Y quizá también el problema del número de extranjeros por equipo.

P. ¿Y cómo se cerrará el abanico? ¿Qué hay que hacer para entrar en la Liga?

R. Cerraremos el abanico como el modelo alemán: para ascender habrá que reunir unas condiciones económicas mínimas.

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