Ortigoza: "Quiero disfrutar de la libertad en España"
El capitán del Ejército paraguayo Napoleón Ortigoza, de 56 años, considerado el preso político más antiguo de América, llegará hoy por la mañana a Madrid, después de pasar la noche del miércoles en la sede de la Embajada de España en Buenos Aires. Allí fue revisado por el médico del consulado, quien autorizó su viaje. Ortigoza, que se reunirá en Madrid con su esposa y una de sus hijas, desea "vivir en España para disfrutar un poco de la libertad".
Ortigoza viajó el miércoles por la mañana desde Asunción a Buenos Aires tras permanecer 84 días asilado en la sede de la embajada de Colombia en Paraguay. El subsecretario de Asuntos Latinoamericanos de la cancillería argentina, Alberto Ferrari Etcheverry, intervino personalmente para que el Gobierno paraguayo concediera a Ortigoza y a Hermes Saguier el salvoconducto que les permitiera abandonar el país. Saguier es el dirigente del Partido Liberal Radical Auténtico que organizó la fuga de Ortigoza a la Embajada de Colombia cuando el capitán se encontraba bajo arresto domiciliario, después de cumplir 25 años de cárcel, acusado del asesinato de un cadete del Liceo Militar en 1962 y de conspiración contra el régimen del general Alfredo Stroessner.Saguier había conocido a Ortigoza en la prisión y se comprometió a ayudarle cuando fuera posible porque, dijo, "me impresionó la valentía de aquel hombre que todas las mañanas gritaba que era inocente y continuaba insultando al régimen con una fortaleza anímica y moral increíble". Tras pasar la tarde del miércoles en reposo y cenar en la sede de la Embajada española, el capitán Ortigoza parecía recuperado ayer por la mañana, poco antes de viajar a Madrid.
Abrigado sólo con una cazadora de lana, el capitán Napoleón Ortigoza salió a caminar por las calles arboladas que rodean la sede de la embajada y aceptó un breve diálogo con los periodistas para pedirles que "escriban con la mayor claridad lo que quiero decirles: yo permanecí encerrado en una celda de dos metros cuadrados. Una caja de zapatos, un placard, como lo llamaron los hermanos Saguier, y ese lugar es el verdadero opositor del Gobierno. Esto les decía yo a mis guardias. No soy el opositor, este lugar es el que denuncia cada día que en Paraguay no se respetan los derechos humanos. Hay cientos de placares hoy en Paraguay".
"Mi imaginación", agrega, "me sacaba de allí cada día. Yo sólo podía pensar en mantener con todas mis fuerzas la justicia de mi reclamo, porque soy inocente de los cargos que me hicieron. Por momentos tenía una conducta anormal. Mi imaginación me llevaba a preparar la fuga o vivía aventuras imposibles en la realidad. Pero esa locura era normal allí adentro, se adecuaba a la situación. Cuando venían a visitarme los representantes de alguna organización internacional de solidaridad yo trataba de hacerles sentir por un instante lo que padecía. A un delegado de la Cruz Roja le pedí que ocupara mi lugar y cerré la puerta de la celda para que comprendiera que ese placard era en sí mismo el símbolo de lo que ocurre hoy en Paraguay".
Saguier y un grupo de exiliados despidieron en el aeropuerto de Ezeiza a Ortigoza, quien parecía muy feliz de que el destino final de su viaje fuera España: "Es el país que yo elegí. Agradezco profundamente la solidaridad de los gobiernos de Argentina, Colombia y de todos aquellos que se han ofrecido para ayudarme, pero yo quería vivir en España. Durante estos días de asilo he leído mucho sobre la situación política actual, admiro el proceso de transición y en particular a Felipe González". Por su parte, Hermes Saguier aseguró que regresará hoy mismo a Paraguay para "continuar la lucha".
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