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EUROCOPA 88

La estación de Düsseldorf fue otro campo de batalla

La violencia de los seguidores ingleses no cesa. El último escenario, la noche del martes, fue la estación de Düsseldorf, donde se habían reunido unos 300 hooligans. La llegada de 150 hinchas alemanes procedentes de Gelsenkirchen, donde la RFA había jugado con Dinamarca, provocó una batalla campal. Los incidentes, que se iniciaron a las nueve, se prolongaron hasta la madrugada, y en el centro de la ciudad, con lanzamiento de todo tipo de objetos por ambos bandos y el destrozo de cristales y automóviles estacionados en las cercanías. La policía intervino y detuvo a 90 ingleses y a 40 alemanes.

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Düsseldorf era una ciudad tomada desde el martes en previsión de los incidentes que se temían con motivo del encuentro de ayer entre Inglaterra y Holanda. Sin embargo, la violencia que provocan los hinchas ingleses por donde quiera que van no esperó al partido y 24 horas antes encontraron una nueva ocasión por pura casualidad. Los hinchas alemanes regresaban contentos tras la victoria de la RFA sobre Dinamarca y se encontraron con los enfadados rivales, que aún no habían digerido la derrota anterior de su selección ante Irlanda. Las piedras y las botellas no tardaron en hacer su aparición. El recinto de la estación tuvo grandes destrozos, incluidos los comercios allí instalados.Los incidentes pronto se extendieron a las calles adyacentes y alcanzaron al barrio viejo de la ciudad, donde se encuentra la mayor concentración de bares de toda la República Federal de Alemania. Los daños materiales no han podido ser evaluados aún, pero se calcula que pueden ascender a varios miles de marcos. Al menos 20 automóviles fueron destrozados y casi un centenar de escaparates.

Comisaría repleta

La comisaría central de Düsseldorf se encontraba repleta con los 130 detenidos hacia las tres de la madrugada, cuando la policía pudo controlar completamente la situación. Intervinieron hasta 400 agentes del orden, algunos de otros destacamentos fuera de la ciudad, al conocerse el alcance de los enfrentamientos.

Tres policías resultaron heridos, uno con la rotura de varios dedos, otro al ser alcanzado por una jarra de cerveza rota y un tercero por una piedra, según comunicó un portavoz.

Un oficial de policía declaró: "Fue realmente tremendo. Nos sorprendió la virulencia de los incidentes y la rapidez con que se desarrollaron". El policía reconoció que no pueden tener controlados todos los rincones, porque también es imposible prevenir los brotes violentos que se producen la mayoría de las veces de forma totalmente inesperada.

La última batalla de la estación no tenía tampoco una razón aparente, pues la RFA e Inglaterra ni siquiera se encuentran en el mismo grupo previo de la Eurocopa. No se trataba de una cuestión de rivalidad, sino del enfrentamiento sin más. Simplemente, según la policía, alguno de los hinchas provocó o agredió a otro y se sumaron los demás.

El gran problema que se plantea ahora a las fuerzas del orden es que la violencia no se suele reducir a un solo lugar, sino que se extiende con facilidad como una mancha de aceite. Antes, cuando los incidentes se producían en los estadios -aunque haya habido casos tan graves como el de Heysel-, se podían controlar en el mismo lugar. Ahora, en la Eurocopa, como ha sucedido en Düsseldorf, la ciudad entera parece en pie de guerra. No sólo se produjeron los primeros enfrentamientos en la estación, sino que también la ciudad vieja fue nuevamente otro campo de batalla.

"Como los Ingleses"

Otro de los problemas para la policía es que los incidentes ya no son sólo particulares de los hooligans ingleses, sino que arrastran a otros hinchas menos violentos en teoría, pero que pueden convertir en mucho más graves los escándalos. "Los alemanes se comportaron de la misma forma que los ingleses", dijo una empleada de un bar que rápidamente tuvo que echar el cierre en las cercanías de la estación para evitar males mayores.

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