La URSS evitó al final la derrota ante una Irlanda sorprendente
Parecía que el técnico Jack Charlton, campeón del mundo como defensa de la selección inglesa en 1966, se iba a salir con la suya. Irlanda, la supuesta cenicienta del grupo, aquélla a la que Inglaterra, la Unión Soviética y Holanda consideraban como víctima propiciatoria a pesar de que no lo demostrasen en las declaraciones oficiales para curarse en salud, era virtual semifinalista de la Eurocopa cuando ya iba a entrar en el último cuarto de hora de su partido de ayer. Pero en ese instante Belanov, en la única baza en que desbordó a su cobertura, sirvió un pase de oro a Protasov que éste no desperdició. Así es el fútbol. Un trabajo notable, acreedor incluso a una diferencia mayor a su favor, se había ido al traste. Irlanda precisa ahora igualar, al menos, con Holanda para asegurarse el paso a las semifinales.Si los irlandeses lograron el otro día una victoria histórica sobre los ingleses apoyados en un gol tempranero y en una defensa expeditiva que tuvo en su portero, Bonner, a un segurísimo bastión, ayer exhibieron ante los soviéticos un buen manejo del balón en el centro del campo y se fueron adelante con una facilidad a veces pasmosa desde la perspectiva soviética.
Tras varias tentativas llevadas especialmente por Houghton, un estupendo mediapunta, Irlanda logró marcar por fin a seis minutos del descanso. En cualquier caso, la espera mereció la pena porque el suyo ha sido hasta ahora el mejor gol del torneo. Sin duda alguna.
Lobanovski, el seleccionador soviético, procuró imprimir mayor capacidad ofensiva a su equipo con la sustitución de Sulakvelidze por Gostmanov tras el descanso. Su estrategia no se antojaba que fuese a dar resultado. Pero la inspiración de Belanov facilitó el gol a Protasov.
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