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Escasas esperanzas de que Ozal haga en Atenas concesiones sobre Chipre

La cumbre greco-turca, iniciada el pasado lunes en Atenas y que concluye hoy, sigue dominada por el fantasma de la crisis de Chipre, la isla mediterránea partida en dos desde la invasión de las tropas de Ankara, en julio y agosto de 1974. El primer ministro turco, el conservador Turgut Ozal, dio a entender ayer que no cabe esperar posiciones bilaterales de su Gobierno y que la solución del conflicto tiene que ser global, lo que forzosamente tomará su tiempo. Para acabar de enrarecer el clima, Ozal soltó ayer una frase que cayó como una bomba en Atenas: "La democracia llegó a Grecia tras la operación de paz del Ejército turco en Chipre".

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"Un turco le mató"

Aunque de apariencia y modales sencillos, incluso simples, Ozal tiene una gran inteligencia natural y raramente dice lo que no debe. La noche anterior, sin embargo, tenía preparada para el discurso de la cena oficial que le ofreció su anfitrión, el jefe del Gobierno griego, Andreas Papandreu, una frase que también causó sensación: "Nuestros dos países surgieron del imperio otomano. La diferencia estriba en que Grecia se separó antes de su muerte y Turquía nació de sus cenizas". Estas palabras figuraban en el texto facilitado a la Prensa, pero, finalmente, no fueron pronunciadas. Ayer, Ozal tuvo que dar explicaciones: "La referencia fue suprimida para evitar malas interpretaciones". Lo último que desean los griegos es que les busquen raíces comunes con sus enemigos históricos.La alusión a la invasión de Chipre y a su consecuencia inmediata -la caída de la dictadura de los coroneles- fue probablemente premeditada y, sin duda alguna, respondía a la verdad, siempre que de las dos premisas del silogismo no se saque la conclusión que parecería lógica: que los griegos, inventores de la democracia, deben la que ahora tienen a una agresión de sus ancestrales enemigos.

"Atmósfera contaminada"

Son detalles ilustrativos de que el clima de la cumbre es mucho menos cálido que el atmosférico, totalmente veraniego. Y justifican el dibujo humorístico aparecido ayer en un diario de Atenas: un Ozal serio y ceñudo que comenta a la vista de las manifestaciones de protesta: "Tenían razón los que me decían que la atmósfera estaba aquí muy contaminada".

Los dos jefes de Gobierno continuaron ayer sus conversaciones, y otro tanto hicieron las comisiones mixtas política y económica. Parece lógico esperar que hoy se anuncie algún acuerdo, pero se teme que sea tan sólo uno más de los que han surgido en los últimos meses como consecuencia de la política de paso a paso, iniciada en la ciudad suiza de Davos a finales de enero en el primero de los tres encuentros de Ozal y Papandreu.

Dentro del espíritu abierto allí, lo más positivo ha sido la desaparición del horizonte de la amenaza de guerra, peligrosamente cercana hace 15 meses, y que los dos aliados enemigos, socios ambos de la OTAN y enfrentados por un sinfin de contenciosos, aceptan buscar soluciones a éstos por la vía del diálogo.

Ozal multiplica sus votos por la amistad entre ambos pueblos, evoca un futuro glorioso de paz y cooperación y deja caer algún pequeño obsequio, como el apoyo a la candidatura griega para organizar los Juegos Olímpicos de 1996. Pero eso parece poco en Atenas, sobre todo cuando hay dos grandes frentes abiertos: el Egeo (espacio aéreo, aguas territoriales, plataforma continental y explotación de las riquezas del fondo marino) y Chipre.

Ayer, Ozal se mantuvo en sus trece en todas las cuestiones clave. A lo más que llegó fue a señalar que, como prueba de buena voluntad se han reducido los vuelos (que Atenas considera violaciones de su soberanía) en la zona comprendida entre las seis y las diez millas a partir del territorio griego.

Sobre Chipre, reiteró que se trata de un problema internacional muy complejo y que la solución debe ser global. "El conflicto existía antes de la llegada de las tropas turcas, pero desde entonces ya no hay guerra en la isla", añadió Ozal, quien calificó la invasión de "operación de paz". Por último, sugirió una reunión a cuatro, con Papandreu, el nuevo presidente grecochipriota, Georgios Vasiliu, y el líder turcochipriota, Rauf Denktash.

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