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"Un turco le mató"

"No sabemos quién fue el soldado desconocido, pero sí que un turco le mató". Lo decía uno de los manifestantes que se concentraron ayer por la mañana en la plaza Sintagma.Eran unos centenares: griegos, chipriotas y kurdos del comunista VKK, reconocibles estos últimos por sus kefies y sus banderas rojas. Otro grupo de kurdos se echó a la calle por la tarde.

Un impresionante despliegue de seguridad rodeó la breve ceremonia (apenas cinco minutos), durante la cual Ozal depositó una corona de flores ante la tumba del soldado desconocido, en la explanada del antiguo palacio real, hoy sede del Parlamento.

Los 25 kilómetros del trayecto desde el complejo hotelero estatal en el que se celebra la cumbre y donde se aloja la delegación turca fueron recorridos en un soplo por la veintena de coches de la comitiva oficial, gracias a que el tráfico quedó totalmente cortado.

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Miles de policías cubrieron el recorrido y acordonaron la zona en la que se desarrolló el acto oficial.

A pocos metros, rodeados por las fuerzas antidisturbios, los manifestantes intentaban vanamente apagar con sus gritos el himno nacional turco, que interpretaba una banda de la marina.

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Ozal sólo pudo ver una Atenas de policías. Su mujer, Semra, había intentando el día anterior contemplar los monumentos clásicos de la Acrópolis. Pero un grupo de mujeres chipriotas cerraron las puertas y se lo impidieron.

Sin embargo, cuando un periodista preguntó a Turgut Ozal si aislará también a Papandreu cuando éste le devuelva la visita, le contestó sonriente: "Le llevaré a una taberna griega de Estambul".

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