La 't' de Corella

La alta tecnología ha llegado al tribunal. En la vieja sala de justicia donde se juzga la desaparición del Nani se instaló hace días un equipo de proyección acoplado a una avanzada lupa binocular. Su colocación ha coincidido con el despliegue de la artillería pesada de todos los letrados de la causa.Tal tecnología busca despejar las dudas sobre una cuestión capital en el proceso: comprobar si dos documentos policiales, que contienen unas firmas atribuidas al Nani, fueron avalados o no por Santiago Corella. De conocer si existió o no una falsificación depende, en gran medida, que los policías procesados pasen más de 20 años en prisión o queden en libertad sin cargos.

Las tres firmas origen de la polémica figuran, una, en el acta de información de derechos al Nani, y las dos restantes en la declaración donde Corella aseguraba que escondía unas armas en un descampado de Vicálvaro. La versión de los policías procesados considera que el Nani admitió libremente en el interrogatorio que escondía allí una pistola y una escopeta de cañones recortados que compró a un gitano. Esa versión añade que el detenido se ofreció a conducir a los agentes hasta el escondite para desenterrar las armas.El resto del relato indica que, entrada la madrugada del 13 de noviembre de 1983, el Nani, a pesar de ir esposado, logró huir de los policías en aquel descampado. La acusación niega la existencia de tal fuga y considera que las dos firmas aparentemente rubricadas por Corella en el acta de declaración son falsas. En dicho documento aparece como instructor del acta el comisario Francisco Javier Fernández Álvarez y, como secretario, el inspector Victoriano Gutiérrez Lobo, dos de los siete policías que se sientan en el banquillo cuatro mañanas cada semana.

El acta de información de derechos, en la que figura otra rúbrica con el nombre de Corella, no tiene ni instructor ni secretario, sino que la avala un garabato del cual, por el momento, nadie ha querido hacerse responsable. Según los policías, tal acta prueba que al Nani se le leyeron sus derechos constitucionales antes del interrogatorio. Sin embargo, la acusación considera igualmente que la firma es falsa y que no se comunicaron sus derechos al detenido.

Si el tribunal que juzga la causa acepta la versión de los procesados no existiría ningún delito en su actuación, al menos en este apartado. Sin embargo, si se demuestra que las firmas son falsas, de ello se derivaría la comisión por los agentes de un delito de detención ilegal, por la no lectura de derechos. A ello habría que añadir la falta de acreditación de la puesta en libertad de Corella, pues el relato de Vicálvaro sería también falso.

Penas

Ambos extremos sumados se recogen en el artículo 483 del Código Penal, según el cual quien cometa una detención ilegal y no acredite la puesta en libertad del detenido incurre en un delito castigado con una pena de 20 años y un día a 30 años de cárcel.A dicha pena se le podría añadir, si la sentencia acepta la versión de la acusación, otra de 6 a 12 años por falsedad en documento público.

Por ello, los letrados de la causa han descargado sus mayores recursos en la prueba pericial caligráfica para demostrar, unos, que las tres firmas de Corella dudosas son falsas, y, otros, que son auténticas. En las últimas sesiones los peritos, con la ayuda de su material e instrumentos, han padecido unos severos y exhaustivos interrogatorios de los abogados. De momento, a favor de la versión acusadora se han pronunciado dos informes, ambos oficiales: uno, del Gabinete de Investigación y Criminalística de la Guardia Civil, y otro, del Instituto Nacional de Toxicología. A favor de los procesados, cuatro informes presentados por particulares.

Estos últimos consideran que las tres firmas dudosas han sido escritas por Santiago Corella. En cambio, los expertos de la Guardia Civil afirman taxativamente que "las firmas cuestionadas son falsas". El informe del Instituto Nacional de Toxicología es igualmente seguro en dos de las tres firmas, mientras que sobre la tercera sus autores señalan que, aun con algunas dudas, se inclinan "también a pensar en su falsedad".

El lazo

Todos los informes se han centrado fundamentalmente en los rasgos de dos de las letras de la firma de Santiago Corella, la r y la t. El informe de la perito privada María Ángeles Esteban Castro dice que "las tes son todas en lazo gráfico con tilde cruzada; y aunque ese lazo semianguloso sea más abierto en unas firmas que en otras, la identidad está acreditada". Otro perito, Wenceslao Gutiérrez Sancho, estima sobre las erres que "muestran un trazado incompleto, pero similar, con movimiento superior característico".Por su parte, los expertos de la Guardia Civil resaltan, en lo relativo a la t, diversas diferencias entre las tres firmas para ellos falsas y las auténticas que se presentaron para su comprobación.

Este informe agrega que a esos datos "hay que añadir la lentitud del trazado" de las firmas presuntamente irregulares.

Respecto a la r, los peritos del cuerpo indican que las verdaderas tienen forma caligráfica, mientras que las dubitadas son tipográficas, además de presentar "discontinuidad en el trazado, por las pausas o incluso posibles interrupciones ocurridas".