Los socialistas italianos se acercan por primera vez al nivel electoral de los comunistas
Esta vez llevaba razón Bettino Craxi, secretario general del Partido Socialista Italiano (PSI), cuando, en vísperas de las elecciones municipales parciales, en las que siete millones de italianos tuvieron derecho a voto, alertaba de que el resultado podría tener importantes consecuencias políticas.De hecho, como ha subrayado toda la Prensa italiana con grandes titulares, es la primera vez que los dos partidos de la izquierda histórica de este país se hallan a un tiro de escopeta al haber perdido el Partido Comunista Italiano (PCI) el 4,1%, mientras que el PSI ha ganado el 3% en relación con las pasadas elecciones de 1983 y el 4% en relación con las políticas del año pasado.
Así, la diferencia en estas últimas elecciones entre el PCI y el PSI es de sólo el 3,6%, cosa que nunca había sucedido en el pasado. El PCI ha bajado al 21,9%, mientras que el partido de Craxi ha llegado ya al 18,3% de los votos.
Ayer, Corriere della Sera comentaba en su editorial que, puesto que Craxi siempre ha afirmado que "sin un equilibrio sustancial de fuerzas entre los dos partidos de la izquierda es imposible el renacer de un frente popular", podría darse que ya en las elecciones europeas del año próximo, si se mantiene la tendencia de las elecciones del domingo, dicho equilibrio sustancial fuera ya realidad.
La DC mantiene su fuerza
Al mismo tiempo, la Democracia Cristiana (DC) no ha brindado en estas elecciones, pero tampoco está descontenta, ya que en relación con las elecciones legislativas de 1987 ha pasado del 34,9% al 36,8%. La DC, que ha aumentado del 35,6% de las locales de 1983 al 36,8% de ahora, necesita de Craxi más que nunca, y eso sí que no le encanta exicesivamente a Ciriaco de Mita, ya que refuerza a su contrincante político socialista.
Otra de las novedades subrayada ayer por los comentaristas políticos ha sido el bajón del Movimiento Social Italiano (NISI, neofascista), del recientemente fallecido Giorgio Almirante. Su muerte no ha causado el efecto electoral positivo que, por ejemplo, produjo a los comunistas en las últimas europeas la muerte de su líder, Enrico Berlinguer. El MSI ha pasado del 6,8% de las elecciones legislativas del año pasado y del 5% de las municipales de 1983 al 3,9% de hoy. Y es que sus votos se han ido a las listas locales autonomistas de tintes racistas. O bien, como en Catania, a la lista de protesta contra los partidos tradicionales capitaneada por Marco Pannella, a pesar de que no se presentaban los radicales, que han obtenido el 7,7%. También en Lombardía., la llamada lega lombarda, en clave de racismo al estilo del ultraderechista francés Jean Marie Le Pen, se ha colocado en el cuarto lugar con un 7% de media, obtenido en todas las ciudades donde se ha votado, como Pavia, Monza, Lecco y Magenta, entre otras.
Los comunistas han aceptado con lealtad la derrota, y por boca del vicesecretarlo, Achille Ochetto, han mostrado su preocupación, sobre todo por el hecho de que la Democracia Cristiana se sigue manteniendo fuerte, mientras que la izquierda en su totalidad, a pesar del triunfo socialista, no consiguio aumentar su consenso.
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