El PSC califica su resultado como bueno para el PSOE y el Gobierno

ENRIC COMPANY, La dirección del Partit dels Socialistes (PSC) valoró ayer los resultados electorales como "buenos para el PSC, buenos para el PSOE y buenos para el Gobierno central". Los socialistas consideran también que Raimon Obiols se ha consolidado como líder de la oposición.

Los socialistas ratificaron ayer que el dato electoral más positivo, cargado de consecuencias políticas para el futuro, es que mientras Convergència i Unió (CiU) y, en general, los partidos de la derecha han quedado encallados en su resultado de 1984,la izquierda, en cambio, ha iniciado un ascenso que tiene ante sí mucho campo por correr, porque dispone de la reserva electoral del cinturón de Barcelona, donde el domingo pasado se registaron los mayores índices de abstención.

Los dirigentes del PSC estiman que los resultados del domingo son buenos para su partido porque han conseguido incrementos significativos en las poblaciones de la Cataluña interior y en las ciudades intermedias, pese al reiterado esfuerzo de Jordi Pujol por identificarles como los representantes de un enemigo exterior materializado en el Gobierno central. Los ligeros porcentajes de mejora en ciudades como Lérida, Gerona, Granollers, Vic, Banyoles y Figueres son interpretados por el PSC como el inicio del reflujo del efecto LOAPA, ley que provocó una fuerte pérdida de credibilidad catalanista de los socialistas.

Sin alternativa al PSOE

La votación conseguida por el PSC es considerada igualmente positiva desde el punto de vista de los intereses generales de los socialistas en toda España, sobre todo porque se ha puesto de manifiesto la debilidad de todos los aspirantes a erigirse en alternativa al PSOE. El hundimiento de Alianza Popular (AP) no ha sido compensado por los tres escaños del Centro Democrático y Social (CDS), el partido de Adolfo Suárez, que los dirigentes del PSC califican de irrelevantes en el contexto general español.

La baja participación del electorado obrero del cinturón de Barcelona y la pérdida de medio millón de votos en relación a las elecciones legislativas de 1986 no se considera como un voto de castigo o una deserción en el apoyo al Gobierno de Felipe González, anunciada en los sondeos de opinión del pasado mes de marzo. Esta abstención es atribuida al insuficiente arraigo político y social de los importantes núcleos de población emigrada hacia Cataluña en las últimas décadas. El PSC carga en la cuenta de CiU la responsabilidad de esta abstención, como un fruto perverso de la identificación forzada por Jordi Pujol entre su figura, el nacionalismo conservador y la propia Generalitat.

La diferencia de escaños entre la derecha y la izquierda en el Parlamento catalán era de 31 en la legislatura anterior. Tras las elecciones del domingo, ha quedado reducida a 21, si se incluye a los seis diputados de Esquerra Republicana en la izquierda y a los tres del CDS en la derecha.