21.000 soldados de 18 países peregrinan a Lourdes

El 30º aniversario de la peregrinación militar internacional a Lourdes reunió durante este fin de semana 21.160 militares procedentes de 18 países. En representación española han acudido al santuario mariano 400 soldados y mandos pertenecientes a los tres ejércitos. Los del Ejército de Tierra han peregrinado desde la región de Levante y la Pirenaica Oriental, y los del Ejército del Aire, desde las tres regiones aéreas de la Península y desde Canarias. Los peregrinos de la Marina procedían de Madrid y de la base de El Ferrol.

La peregrinación internacional se inició después de la segunda Guerra Mundial y fue uno de los primeros signos de reconciliación entre los protagonistas más directos del conflicto, los soldados franceses y alemanes. A partir de 1958 la peregrinación pasó a ser anual y aumentó el número de naciones participantes. En estos momentos, los franceses, con 7.500 efectivos, concentran el mayor número de peregrinos, seguidos de los alemanes (4.572), los italianos (4.200), los austriacos (1.097), los belgas (1.188) y los portugueses (660). En menor número acuden también militares canadienses, británicos, estadounidenses, coreanos y este año, por primera vez, también de Madagascar.Los uniformes más diversos se han mezclado durante tres días en las calles de Lourdes, bajo el lema del 30º aniversario: "Hermanos bajo la mirada de María". El padre Jacques Alazard ha dirigido, por décimo año consecutivo, esta peregrinación. Como sabe que es imposible reunir en Lourdes a los ejércitos de todo el mundo, el padre Alazard propone realizar en la misma fecha y en diversos puntos de la tierra otras peregrinaciones militares del mismo signo.

En esta ocasión, la peregrinación se ha distinguido por la abundante presencia de mandos militares de los países participantes. El teniente general jefe del Estado Mayor del Ejército, Miguel Íñiguez del Moral, ha peregrinado a Lourdes en representanción del ministro de Defensa español.

El teniente general llegó en helicóptero acompañado por el arzobispo castrense, monseñor Estepa Llaurens. La delegación española ha viajado bajo las órdenes del coronel Martínez Balaguer y del teniente coronel José Ramón Valdés. "Esta peregrinación es muy positiva para los soldados puesto que traba un vínculo de unión entre los jóvenes de todos los países, que pueden reunirse en Lourdes en un ambiente de paz", ha manifestado José Ramón Valdés. Los mandos han acudido a Lourdes voluntariamente y el capellán de cada circunscripción ha seleccionado el contingente de soldados. El Ejército español subvenciona el viaje y la estancia. Los militares franceses y alemanes, en cambio, deben pagar de su bolsillo parte de los gastos.

Los actos religiosos se han sucedido a lo largo de los tres días que ha durado la peregrinación. El primero se celebró en la imponente basílica subterránea de San Pío X, con el desfile de banderas y una cadena de la amistad formada por dos soldados de cada país, que rodeaba el altar. Los componentes de la peregrinación española asistieron el sábado por la mañana a una misa en castellano en la basílica superior. Ayer, domingo, se celebró una misa internacional que fue transmitida por la televisión francesa. Para la delegación española la peregrinación terminará hoy, lunes, con una misa en la gruta de Massabielle, justo debajo de la explanada del Rosario donde todas las delegaciones se despidieron ayer, a la caída del sol, cantando la Canción del adiós en siete idiomas distintos.

En los intervalos entre acto y acto, los soldados se dedicaban al trueque de insignias, gorras y enseres militares. Conocedores de la tradición, llegaron a la ciudad cargados de medallas, gorras y cinturones para poderlos canjear. Los sombreros tiroleses de los soldados alpinos, las gorras de los marines americanos y de los bersaglieri italianos, o, como máximo trofeo, los británicos horse guard de los soldados de Su Majestad la Reina Isabel II, fueron perseguidos por los jóvenes militares ávidos de souvenirs, más allá del agua de Lourdes o de las piedrecitas del río Gave que, inevitablemente, también viajarán en su mochila.