La huelga de maestros
Somos el claustro del colegio público Andrés Segovia, de Torrejón de Ardoz, y nos planteamos esta serie de preguntas:¿Cómo han podido rechazar los docentes una subida de 20.000 pesetas, y no sólo eso: también otros puntos sobre responsabilidad civil y concursos de traslados, que les beneficiaba? Pues muy sencillo: los docentes sabemos que es mentira. Y ¿cómo un 80% del colectivo de profesores puede tener semejante certeza? Pues porque estamos escarmentados, y no una vez, sino muchas. Esto es lo terrible y lo verdaderamente importante que ha evidenciado esta costosísima huelga. Los docentes no creemos ya en buenas palabras ni en que exista una auténtica voluntad política para mejorar la enseñanza pública, por mucho que se hable propagandísticamente de reformas. Porque sabemos que quieren hacer reformas, pero ¿cuáles?, ¿para qué?, ¿para engrosar estadísticas que den votos? Ése es el tipo de reformas que los profesores sabemos que se llevan adelante a base de voluntarismo y de un enorme esfuerzo personal, ya que el ministerio no cumple con lo pactado.
¿Y por qué desconfiamos precisamente nosotros, un colectivo de maestros que pueden llamarse progresistas (pues creemos que hasta el mismo señor Benegas nos encuadraría en ese apartado al que llamó a la reflexión), que voluntariamente llevamos adelante desde hace tres años un proyecto de integración? Pues también es muy sencillo. Los niños deficientes auditivos y visuales estaban desde el primer día en las aulas, con todo el derecho del mundo, por supuesto, y nosotros, encantados, aunque más o menos desconcertados por la responsabilidad que eso suponía. Lo que no suponíamos, después de tan buenas palabras, es que la integración la teníamos que sacar a pulso nosotros solitos. La prometida formación del profesorado ha sido escasa y mala, con mucho esfuerzo por nuestra parte y poco rendimiento. Todavía. recordamos las angustias, temores y tensiones de los profesores, implicados. Y a esto no hay derecho. Al tercer año llegaron los materiales, que no eran ya los adecuados; construyeron las aulas especiales (hasta entonces el escaso equipo de apoyo ha estado trabajando en la casa del conserje).
¿No serán experiencias como ésta, y desilusiones similares sucedidas a otros profesores, lo que ha elevado ese rechazo al 80%?
Y con este panorama el ministerio no se da por aludido; cada día negocia más duro, esperando el agotamiento psíquico y económico del profesorado. ¿Y así se espera emprender la reforma? Triste reforma va a ser ésta.
Por tanto, hacemos una reflexión a los padres: el mensajero no tiene la culpa; deberían sentirse satisfechos de que sus hijos no
Pasa a la página siguiente
Viene de la página anterior
estén en manos de simples niñeras, sino de profesionales que no quieren que una vez más se les tome el pelo.- Claustro de profesores del CP Andrés Segovia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.