La huelga de maestros
Sobre la huelga de los docentes quisiera puntualizar:1. A los cuatro meses de tener las primeras elecciones sindicales (fueron el pasado diciembre) se ha montado la huelga más brutal que conocemos (se trata de niños, no de ladrillos), sin pasos previos. Se ha perdido una ocasión magnífica de enseñar (casualidad) que se puede reivindicar con sentido, ofreciendo alternativas y siempre respaldados por una responsabilidad previa. Primero demostrar y luego pedir. Me pregunto cómo reacciona un docente con sus alumnos cuando éstos tienen tal tipo de actuación.
2. En la situación económico-social que nos rodea me parece que un colectivo que disfruta de un puesto vitalicio debería hacer uso de la mesura.
3. En las demandas subyacen ciertos puntos que hacen dudar de la solidaridad: se mantienen en la tónica de guardar los puestos de interinos en vez de reclamar convocatoria de oposiciones libres para todos. Hay mucha gente en la calle que tiene ganas de trabajar, pero que tropieza con las restringidas.
4. Respecto al funcionamiento, es cierto que las respectivas Administraciones tienen un proceder lamentable. Sobre la calidad de la enseñanza pública en cada colegio son los padres los que deben manifestar su valoración, previa demostración de que, como padres, colaboran.
5. Lo triste es que esta maraña haya surgido en el campo en que más debería resplandecer la claridad. Si esto pasa en leño verde, ¿qué será en -el seco? Por otros caminos, a la larga (pero ¿quién le habla a un español de a la larga?) se conseguiría más reconocimiento, más sueldo y más perspectivas de entendimiento y mejora.
6. Por todo esto, yo, profesor de EGB vitalicio, no hago huelga.-
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