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Dos nuevas pruebas comprometen aún más al ex boxeador argentino Monzón

Dos nuevas pruebas -el análisis de las manchas de sangre en la casa donde murió y el testamento manuscrito de Alicia Muñiz, redactado seis meses antes comprometen aún más a Carlos Monzón, ex campeón mundial de boxeo, en el proceso que se le sigue- por la muerte de su segunda esposa ocurrida en la madrugada del pasado 14 de febrero en la ciudad de Mar del Plata, 400 kilómetros al sur de Buenos Aires.

Los peritos que recogieron muestras de la sangre en el lugar demoraron el resultado de la investigación porque Monzón tiene el mismo grupo y factor que el que tenía su mujer Alicia Muñiz. El análisis demuestra ahora que la sangre derramada en el balcón del primer piso -desde donde Monzón dice que ella se tiró- y en las escaleras era de Alicia Muñiz. El recorrido de ida y vuelta con el relato del único testigo, Rafael Crisanto Báez, que revisaba las bolsas de basura en el barrio a esa hora. Según Báez, la pareja comenzó a discutir si bien descendió del taxi que los llevó hasta la casa después de cenar en el centro de la ciudad balnearia. Luego Monzón golpeó a su mujer en el rostro y la persiguió hasta que ella cayó desvanecida cuando le apretó el cuello.

Báez asegura que Monzón cargó el cuerpo "como una bolsa de patatas" sobre sus hombros y subió al primer piso para arrojarlo desde allí al patio interior.

No tenía heridas

Por otra parte, el informe entregado al juez por los peritos se ajusta también a una evidencia inicial: Monzón no tenía heridas por las que perdió sangre.El testamento, manuscrito, presentado por el abogado defensor de la familia Muñiz, es una declaración póstuma de Alicía. En 18 folios, ella, temiendo por su vida, se dedicó a relatar en detalle las amenazas y castigos que había sufrido hasta ese momento. El texto comienza precisando las fechas en que la pareja mantuvo una relación regular: "Yo, Alba Alicia Muñiz Calatayud, conviví con el señor Carlos Monzón desde mayo de 1979 hasta el 12 de agosto de 1986" y concluye contando la pelea que habían mantenido la madrugada del 11 de agosto, cuando "él se puso como loco y decía que me iba a matar". Aquella vez, Monzón persiguió a su mujer desde el piso 17º, donde vivían, hasta la planta baja del edificio, donde ella pidió auxilio al encargado de la portería. La historia, contada por Alicia, es una sucesión de borracheras y palizas de las que era único testigo el hijo de la pareja, Maximiliano.

El abogado Rodolfo Vega Lecich, que representa a la familia Muñiz, se presentó esta semana ante los tribunales de Buenos Aires para denunciar las amenazas de muerte que quedaron grabadas en la cinta de su contestador telefónico. Vega Lecich anunció que va a pedir al juez un cambio en la acusación contra Monzón para que se modifique y pase de "homicidio simple" a "homicidio culposo". En este caso, el tribunal que le juzgue, podría dictar una condena mayor, que incluye la "cadena perpetua".

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