Montedison y el ENI italiano se agrupan para formar la séptima sociedad mundial del sector agroquímico
Una nueva sociedad química italiana de importancia mundial acaba de nacer tras un acuerdo entre el Ente Nacional de Hidrocarburos (ENI), propiedad del Estado, y Montedison, la sociedad privada industrial de mayor envergadura después de Fiat. El grupo, que podría denominarse Enimont o Montteni, se situará en el séptimo lugar del ranking agroquímico internacional.
El acuerdo que da vida a una sociedad con 50.000 trabajadores y una facturación de 1,4 billones de pesetas ha sido firmado por las dos estrellas que han llevado a cabo la importante operación: el socialista Franco Reviglio, presidente del ENI, catedrático de Ciencias Económicas, el ex ministro de Finanzas que había publicado en Italia por vez primera el libro rojo de los ciudadanos que evadían el fisco, cosa que le costo entonces el cargo, y Raul Gardini, el hombre nuevo de Montedison, el empresario de asalto de la familia Ferruzzi, que se ha convertido en uno de los personajes de primera plana del mundo de las finanzas privadas de este país junto con Agnelli y De Benedetti.El ENI y Montedison participarán en el nuevo coloso de la química italiana con el 40% cada uno, y el 20% restante queda abierto a la libre oferta de socios de minoría. Y ya se habla de que podría entrar Fiat a través de SNIA, el grupo controlado por la familia Agnelli.
La Montedison llevará como dote a la nueva empresa público-privada, entre otras cosas, materias plásticas y fertilizantes de Agrimont, las fibras sintéticas de Montefibre, refinerías y grupos aromáticos de la Selm. En total, el nuevo polo químico que se prepara así a entrar en el mercado mundial con vistas a 1992 estará compuesto de química de base, fertilizantes, goma sintética y fibras.
Preocupación sindical
Aún no se sabe qué industrias concretas entrarán en el consorcio y cuáles se quedarán fuera porque el acuerdo final se hará en julio próximo, y la nueva empresa empezará a funcionar en enero de 1989.La única preocupación, tras el visto bueno del Gobierno y del Parlamento, ha llegado de los sindicatos, ya que la operación supone dejar en la calle, sin trabajo, a 7.000 trabajadores. Por ello, el ministro Fracanzani, responsable de la participación pública en las empresas, ha pedido que se prevean resarcimientos de daños para dichos trabajadores.
El desafío es grande, ya que la empresa química ha sido siempre en Italia una especie de cenicienta que no ha conseguido competir en el mundo y que ha acabado construyendo las famosas catedrales en el desierto, que tantos rompecabezas han creado a los diversos Gobiernos.
Sólo desde hace unos años, cuando Reviglio llegó a la presidencia del ENI con su competencia y seriedad, el ENI, con sus 140.000 joint-venture, ha conseguido no sólo salir de sus deudas ingentes, sino acabar, como en 1987, incluso en activo. De ahí que Gardini, el hombre de Montedison, hubiese pedido incluso el comprar sin más el ENI. Pero precisamente en este momento el Estado ha preferido crear la sociedad mixta.
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