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FERIA DE SAN ISIDRO

El artesano de las banderillas

"Mi familia ya inauguró la plaza de toros de la calle Felipe II -lo que ahora es el Palacio de los Deportes-, que desapareció en el año 31". Lo dice Alfonso Alonso, conserje" de la plaza de Las Ventas, 61 años, quien además de atender al cuidado y mantenimiento del coso monumental, fabrica las banderillas que se utifizan en las corridas, como ya hicieron su padre y su abuelo."Todo esto se hace a mano", explica Alfonso, en su pequeño taller, preñado de recuerdos taurinos, en el patio de caballos de la plaza. "A mí me sirven la madera, de haya porque es más resistente, y el hierro, que viene ya de fragua con la forma del arpón. Lo afilo con la piedra de esmeril hasta dejarlo como la punta de un cuchillo y engarzo la madera con el arpón hasta que queda clavado y sujeto. Antes he pegado a la madera papel de seda recortado en tiras.

Tienen 70 centímetros de palo y seis de arpón, como manda el reglamento taurino. El diámetro del palo es de dos centímetros. Las banderillas negras -con que se penalizan los toros mansos- tienen la misma longitud pero dos centímetros más de arpón, que en este caso es de acero inoxidable, de propiedades más cortantes y punzantes.

El color de los palitroques es muy variado y sus combinaciones también lo son, aunque predominan los de la bandera nacional y los verdiblancos. En el centro del palo de las banderillas negras hay siete centímetros de rizado de papel blanco. El color amarillo es muchas veces rechazado por los toreros por superstición. Matadores-banderilleros como Esplá, Mendes o El Soro utilizan banderillas propias y son más cortas y gruesas que las reglamentarias.

El coste de un par sencillo de banderillas es de 300 pesetas. En la corrida de Beneficiencia y en algunos festejos especiales, los pares, con flores insertadas y mucho más trabajo, pueden llegar a valer 6.000 pesetas. Se invierte en tomo a 15 o 20 minutos en la elaboración de un par. Los palos que ya se han utilizado son aprovechados limando la madera y revistiéndolos de nuevo de papel.

Para cada corrida tiene que haber preparados 30 pares de banderillas sencillas y 24 negras, más siete divisas, que son las escarapelas o cintas con los colores de la ganadería que, liadas a un arpón, se clavan en el morrillo del toro antes de salir por los chiqueros. Hasta hace ocho años, por deseo del entonces empresario de Madrid, Fernando Jardón, las banderillas tenían que confeccionarse con los colores de la ganadería a la que pertenecían los toros, práctica que hubo que abandonar porque las sustituciones de reses en el reconocimiento veterinario hacían imposible presentar los rehiletes a tiempo.

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