"Mi hombres no son héroes"
Declaraciones del general Helminen, que supervisa para la ONU la retirada
El minado de los campos afganos es la gran obsesión de Rauli Helminen, jefe del equipo militar de la ONU y encargado de vigilar el seguimiento del acuerdo de Ginebra sobre la no injerencia en Afganistán y la retirada de las tropas soviéticas de este país asiático. "Mis hombres no son héroes venidos a morir en un campo de minas. Estamos aquí para ayudar a las Naciones Unidas a pacificar esta tierra", declara a EL PAÍS Helminen, teniente general del Ejército de Finlandia.
ENVIADA ESPECIAL, Según Helminen, tanto Afganistán como Pakistán, país que respalda a la guerrilla y a través del cual recibe su armamento, se han mostrado cooperadores, pero hacen falta "medidas prácticas". El militar lamenta el tiempo que se ha perdido en ultimar un acuerdo que debería haberse firmado, como sugirió la URSS, el 15 de marzo para evitar prisas de última hora.Con 25 militares en Kabul y 25 en Islamabad, además de un equipo de 15 civiles también de la ONU en cada ciudad, Helininen carecía, tres días antes de que comenzase su misión de vigilancia, de un avión que permitiera el desplazamiento entre esas dos capitales incomunicadas, seguía sin tener la mayor parte del equiparniento necesario y sin otras garantías imprescindibles para su trabajo.
Entre la información básica que exige este teniente general está el conocer el número exacto de efectivos que la Unión Soviética, tiene destacado en Afganistán. Moscú no ha querido facilitar el dato, sigue barajándose la cifra de 115.000 hombres, estimaila por los servicios de espionaje occidentales.
Los 50 militares que están a las órdenes de Helminen, de 55 años de edad, proceden de 10 nacionalidades distintas de cinco continentes. Estos hombres, a caballo entre Islamabad y Kabul, se encargarán de vigilar los movimientos que se produzcan a lo largo de la frontera afgana para que el país, liberado de las injerencias exteriores, pueda dedicarse a la reconstrucción de los destrozos causados por casi nueve años de guerra.
Divididos en grupos de dos a cinco personas, los militares internacionales recorrerán Afganistán por tierra y aire para informar de cualquier violación que descubran del acuerdo de paz firmado entre Afganistán y Pakistán en Ginebra el 14 de abril, que cuenta con Estados Unidos y la Unión Soviética como garantes.
"En el canal de Suez estábamos de observadores entre dos ejércitos bien organizados: el isrealí y, el egipcio. En Chipre se trataba de la invasión turca y éramos un batallón de protección. Aquí somos simplemente un puñado de oficiales que ayuda a dios países a solucionar sus problemas", dice Helminen al comparar esta misión con las ejercidas ariteriormente como oficial de defensa área de las tropas de Naciones Unidas en Palestina (1970-1971) y jefe de las fuerzas de Naciones Unidas en Chipre (1975-1976).
Optimismo
Con 36 años de experiencia militar a sus espaldas, Heiminen se declara "optimista" sobre el futuro de Afganistán y considera que no tiene por qué producirse un baño de sangre cuando las tropas soviéticas se retiren.Entre las tareas encomendadas al equipo militar internacional figura la repatriación de más de cinco millones de refugiados, tres de los cuales están en Pakistán, dos; en Irán y otras decenas de miles repartidos por el mundo, principalmente en Europa.
De ahí que Helminen exija al Gobierno afgano y a la resistencia la entrega inmediata de los mapas de los campos de minas, en los que, según fuentes occidentales, hay más de tres millones de artefactos explosivos.
[El Gobierno afgano acusó ayer a Pakistán de haber violado los acuerdos de Ginebra sobre la retirada soviética y pidió a la ONU que examine la cuestión, según France Presse].
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