Barbaridades
Que conste que me tengo y me contengo, que intento moderar, en lo que cabe, el enardecimiento que me ataca cada dos por tres cuando contemplo las muchas tropelías contra la mujer que cada tres por dos se hacen. Pero es que se exceden tanto que no puedo. Como se han excedido, por ejemplo, los del Gobierno Civil de Cádiz al proclamar que una mujer que han encontrado asesinada era una puta. Los vecinos y familiares protestaron, y el Gobierno rectificó y fue aún más bestia. Dijeron que pensaron que era puta debido a "las propias circunstancias de la muerte y al hecho reconocido ( ... ) de tratarse de una persona cuyo estilo de vida podría calificarse de liberal, ya que acostumbraba a tener compañero sentimental habitual y lo cambiaba cada cierto tiempo".No voy a entrar aquí a romper una lanza por las putas, que a fin de cuentas venden su cuerpo como otros vendemos nuestro tiempo de trabajo, y que están sometidas al desprecio y la brutalidad de sus clientes, probos señores que a lo mejor trabajan en los gobiernos civiles del Estado. Y no voy a entrar porque me temo que sea un argumento de excesiva sutileza para las atocinadas entendederas con que en este caso nos topamos. Voy a hablar, en fin, de esa mentalidad tan primitiva y racial de que hacen gala y que se puede resumir en la conocida frase de oro "Todas son unas putas, menos mami". Tremenda aberración la de la muerta: tenía compañero sentimental habitual y, para colmo de iniquidades, lo cambiaba. La cosa es tan grotesca que sería de mucho reír si no fuera porque la mujer murió de veras. Porque, a sus 38 años, apareció desnuda de cintura para abajo y con una estaca hincada en la vagina. Pensaron que era puta "debido a las circunstancias de su muerte"; que es como decir que se había ganado de algún modo ese fin, que le correspondía. Sería de mucho reír si no fuera porque talantes semejantes son corresponsables de asesinatos tan horribles. Y porque esas barbaridades las dicen desde un gobierno civil, no desde el cotolengo.