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La policía polaca detiene de madrugada al comité de huelga de Nowa Huta

, Una unidad especial antiterrorista de la policía polaca desalojó en la madrugada de ayer la planta siderúrgica de Nowa Huta, en las cercanías de Cracovia, que se hallaba en el noveno día de huelga. La policía sorprendió a los obreros durmiendo y detuvo a todo el comité de huelga y a otros trabajadores, hasta un total de 38 personas. Un número indeterminado de trabajadores resultaron heridos.

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Según miembros de la plantilla y familiares da los detenidos, la policía actuó con enorme violencia, propinó fuertes palizas y "echaban a los heridos en las ambulancias como si fueran fardos". Vecinos de la planta siderúrgica vieron "decenas de ambulancias" entrar y salir del recinto industrial.La acción policial provocó ayer nuevas huelgas en el puerto y transportes públicos de Szczecin y en las minas de Rudna, en los astilleros y el puerto de Gdynia. También se declararon en huelga diversas facultades de Varsovia, Gdansk y Cracovia. Los huelguistas solicitan subidas salariales, pluralismo sindical, el fin de la represión y "reformas reales económicas y políticas".

Acusación de Walesa

Los astilleros Lenin de Gdansk, que siguen ocupados por varios miles de huelguistas, entre ellos el líder sindical, Lech Walesa, fueron cerrados por la dirección. Todos los indicios apuntan a una próxima acción policial para su desalojo. Walesa acusó ayer al Gobierno de no tener más recursos que la violencia y se manifestó convencido de que es inminente una intervención policial para poner fin a la huelga de ocupación de los astilleros Lenin. Ayer estaban cercados por la policía, que impedía que se unan los obreros que se hallan en el exterior.El fin violento de la huelga de Nowa Huta provocó ayer una nueva escalada de la tensión en Polonia. La intervención policial hizo desvanecerse las esperanzas de una solución negociada entre los huelguistas y el régimen, que habían surgido un día antes al sugerir el viceprimer ministro, Zdzislaw Sadowski, su disposición a hablar con Walesa. Los obreros de Nowa Huta dormían tranquilamente, convencidos de que al haberse entablado conversaciones con los mediadores y haberse fijado para la mañana de ayer una nueva ronda de contactos el Gobierno esperaría a agotar esta posibilidad de acuerdo pacífico.

Los intentos de mediación de varias personalidades cercanas al episcopado polaco, que habían comenzado sus contactos el miércoles, quedaron drásticamente desautorizados y podrían provocar un empeoramiento de las relaciones entre la Iglesia y el Estado. El hecho de que la intervención policial en Nowa Huta se llevara a cabo en plena mediación de personas de confianza del episcopado, y horas después de que el viceministro sugería su disposición al diálogo, es para muchos observadores un indicio de que existen diferencias en la dirección del régimen sobre la forma de afrontar la crisis.

El portavoz del Gobierno, Jerzy Urban, negó que existan divergencias en el poder y declaró: "El Gobierno está decidido a restablecer la ley y el orden" allá donde se vean alterados. Urban justificó la acción como necesaria para proteger la economía y manifestó que tras la detención de los principales activistas el trabajo en la siderurgia ha vuelto a la plena normalidad. Otras fuentes señalan, sin embargo, que la huelga continúa en diversas secciones. Urban reconoció que "esta solución no es la ideal", pero la consideró imprescindible para evitar nuevos y más graves daños a la economía nacional.

Urban reiteró ayer sus ataques a la Prensa occidental por "cooperar con los instigadores" de las protestas contra el régimen. Según señaló el Gobierno, no espera que la represión violenta de la huelga de Nowa Huta deteriore sus relaciones con la Iglesia. En diversas ciudades del país fueron detenidos activistas de Solidaridad y varios estudiantes.

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