Apaleamiento masivo de manifestantes polacos
, El apaleamiento masivo de manifestantes en Varsovia y Lubin, numerosas detenciones y una tajante negativa a negociar con la oposción organizada fueron ayer la respuesta del Gobierno a la nueva escalada de las protestas en Polonia. Las dos grandes huelgas en la siderurgia de Nowa Huta, en Cracovia, y en los astilleros de Gdansk prosiguieron ayer y se unieron a la protesta los mineros de un pozo de la mina Rudna, en la cuenca de Lubin. Informaciones sin confirmar anunciaban una nueva huelga en los astilleros Remontova, en Gdynia. El líder del sindicato independiente Solidaridad, Lech Walesa, lanzó ayer en Gdansk un llamamiento a una "acción decisiva" contra el Gobierno polaco.
En todas las huelgas, las reivindicaciones son, además de salariales, políticas. Los huelguistas solicitan pluralismo sindical y subidas salariales para el funcionariado de la sanidad y la enseñanza.El Gobierno acusó el domingo a los periodistas occidentales de intentar hundir las reformas económicas con su parodia propagandística". Ayer, el ministro portavoz del Gobierno, Jerzy Urban, se centró en ataques a los dirigentes de la oposición que considera agentes extranjeros pagados desde el exterior. La policía cortó el acceso a los astilleros de Gdansk, donde se halla con los encerrados el líder sindical Lech Walesa.
Pese a insistir en que las huelgas no ponen en peligro el Estado socialista, Urban señaló que sí están en peligro las reformas y añadió, lacónico: "La situación se complica".
Ayer, se produjo una nueva huelga en la fábrica de equipamiento ferroviario Pafawag de 'Wroclaw, que concluyó pocas horas después de aceptar la dirección las demandas salariales de los trabajadores. Este nuevo y rápido éxito de los huelguistas en una planta industrial demuestra, según miembros de Solidaridad, que "las demandas salariales no son un problema local". Los intentos de apagar focos de conflicto aceptando las demandas salariales de los trabajadores "no pueden llevar sino a la quiebra de empresas y de toda la reforma", como reconocía Urban ayer. No obstante, los temores a que se extienda el carácter político de la protesta, lo que parece ya inevitable, hacen que las empresas y autoridades locales cedan en las reivindicaciones materiales.
Según los dirigentes del sindicato, 7.500 de los 12.000 trabajadores de los astilleros Lenin están en huelga, de los cuales más de 5.000 se unieron al movimiento. "En mi opinión, la única forma posible para poner al país en el camino de la reforma, la única respuesta, debe ser una acción decisiva", dijo Walesa ante centenares de manifestantes que le vitoreaban en el patio de los astilleros Lenin. Mientras los trabajadores le preguntaban sobre eventuales negociaciones con la dirección de la empresa sobre sus demandas salariales, Walesa replicó: "Tenemos tiempo, seamos pacientes. Nada nos obliga a apresurarnos. Vamos a esperar". Los dirigentes de la huelga dijeron que están dispuestos a presionar con sus demandas hasta conseguir sus objetivos."Sentimos que todo el país está mirándonos", dijo Alojzy, de 62 años, jefe del comité de huelga, con 15 miembros, de Solidaridad. El sindicato, con su huelga ilegal en la ciudad portuaria de Gdansk, cuna de Solidaridad, ha lanzado un nuevo desafío al Gobierno del general Wojciech Jaruzelski, que le puso fuera de la ley tras la intervención militar del 13 de diciembre de 1981.
La situación amenaza con escaparse al control del régimen -ya han comenzado a manifestarse los estudiantes que parece decidido a reprimir la protesta por la fuerza. Urban reiteró que no habrá negociación política ya que "no hay nada que hablar con los dirigentes de Solidaridad".
El departamento de Estado norteamericano criticó el uso de la fuerza para reprimir las manifestaciones sindicales y pidió un urgente diálogo entre el Gobierno y la sociedad polaca acerca de las reformas económicas. El papa polaco, Juan Pablo II, dijo que las empresas y los trabajadores deberían encontrar un modo de humanizar las condiciones de trabajo.
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