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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Montesquieu /Montesquiou

Leo el siguiente párrafo en el artículo del señor Areilza Flor de jara: "Robert de Montesquieu... compuso libros sobre las hortensias azules y los olores suaves de la flor".El conde Robert de Montesquiou escribió Le chef des odeurs suaves y Les hortensias bleus, y fue en vida un esnob que probablemente sirvió a Proust de modelo para el Legrandin, también esnob y homosexual. Pero no se trata de ningún Montesquieu, sino de Montesquiou.

Error de fondo, y por tanto más grave, es juzgar a un personaje central en la narración proustiana como Carlos Swann, a través de un hecho tan baladí como el de regalar catleyas, las orquídeas exóticas de altísimo precio", y considerarle un esnob en función de semejante preferencia floral.

Si hay un personaje en la obra de Proust que sea modesto, sencillo y contrario a toda afectación o esnobismo, es precisamente Carlos Swann. En contraste con toda una galería de exquisitos (los Guermantes) y de arribistas (Verdurin, Bloch), Proust nos ofrece un modelo de elegancia nural en Swann. Prueba de ello es que trató asiduamente a la mesócrata familia del doctor Proust (cuando también almorzaba con el príncipe de Gales) y acabó casándose por amor con Odette (que era una cocotte o ramera más que una coqueta, como leo en el artículo).

El culto floral de Proust tiene más que ver con la esencia de su obra que con el esnobismo, creo yo. Hay magníficos ejemplos de ello en sus diálogos con el espino, cuyas variedades rosa y blanco tanto le emocionaron, en la descripción del "cielo floreal" de Normandía, y en los nenúfares agitados de continuo por la corriente del Vivonne, semejantes al espíritu neurótico de la tía Leonie y del propio Marcel.-

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