El abrazo de Damasco
En la historia del mundo árabe, rica en abrazos entre enemigos jurados y en rupturas estrepitosas entre hermanos, las alianzas y los antagonismos nunca son definitivos. La vuelta al diálogo entre Siria y la OLP, materializada en el retorno a Damasco de Yasir Arafat tras cinco años de ausencia, no aporta nada nuevo al respecto.Los dos hombres han hecho causa común contra el plan Shultz, que en su opinión representa una capitulación árabe, al descartar a la OLP y al excluir todo proyecto de Estado palestino. La actual distensión entre soviéticos y norteamericanos también aproxima a la OLP y a Siria, porque temen cargar un día con los costes del nuevo realismo que Moscú proclama en su contribución a la búsqueda de un arreglo de los conflictos regionales.
La muerte de Abu Y¡had, número dos de la OLP, no ha hecho más que acelerar esta evolución. ¿En qué desembocará este proceso? A largo plazo, el horizonte está difuso. Según se dice en Damasco, la OLP y Siria quisieran reunir en el mes de junio en Argelia una cumbre de la Liga Árabe que estudie los medios de apoyar de modo más concreto las revueltas de Gaza y Cisjordania.
Pero el contencioso entre Arafat y Asad no desaparecerá de la nocha a la mañana. El presidente sirio nunca ha tolerado que Arafat pretenda conservar en el seno de la OLP una autonomía de decisiones conquistada con dureza, y nada demuestra que, haya cambiado de idea.
26 de abril
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