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FERIA DE SEVILLA

Unos Miura cualquiera

ENVIADO ESPECIALLa miurada no respondió a la expectación que despertó y mucho menos a la leyenda de la divisa. Ni siquiera fue miurada. Fue una corrida cualquiera, como tantas otras que se han visto en esta feria del medio toro. Miuras igualitos al tronado género que facturan dehesas y cortijos sin tanta raigambre, no derribaban caballos, ni los estremecían siquiera; caían de rodillas, de panza o de zaga, embestían aturdidos y varios de ellos con un sometimiento servil descorazonador, pues el Miura jamás fue toro sumiso.

Los Miura de ayer tenían trapío, sobre todo cuarto y sexto que, conviene observar, no le correspondieron a Espartaco. El cuarto lo toreó Manili, que estuvo valentísimo, aguantando los numerosos atragantones del Miura, que ese sí se acordaba del genio de la casa y le echaba la cara arriba a mitad de la suerte. El sexto salió al galope y derrotó contra el burladero de capotes, donde se dejó un cuerno, enterito. A ese toro mutilado, sangrante por el muñón, lo lidiaron rápido y Víctor Mendes procedió tal cual debe proceder un torero consciente de la dignidad de su oficio: darle par de pases y entrar a matar; no como otros, que en pariguales casos, pegan derechazos finísimos, según ha visto la tauromaquia con desconsuelo y horror en esta misma feria.

Miura / Manili, Espartaco, Mendes

Toros de Eduardo Miura, bien presentados, flojos, manejables. Manili: estocada caída (oreja); estocada corta (ovación y salida al tercio). Espartaco: bajonazo (ovación y saludos); estocada caída, rueda insistente de peones y descabello (oreja). Víctor Mendes: estocada ladeada y rueda de peones (ova6ón y saludos); dos pinchazos a toro arrancado, otro pinchazo, media atravesada y descabello (silencio). Plaza de la Maestranza, 24 de abril. 121 corrida de feria.

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Pastueño encierro

El tercero también derrotaba lo suyo, aunque sólo cuando Víctor Mendes, que prendió tres emocionantes pares de banderillas, le ahogaba la embestida y le destemplaba el viaje, accidentes que ocurrieron con demasiada profusión. Al Miura -al toro de casta- hay que llevarle muy, muy toreado. ¿Cómo? Pues como Manili al primero, o Espartaco al segundo, borregos inválidos ambos, cuya boyantía embarcaron con buena técnica y menor arte. O como Espartaco también en algunos pasajes de su larga y desigual faena al quinto, bonito cárdeno pastueño, de los que humillan suavemente y si se les hace bien el toreo, sin molestar.

Espartaco, siempre bullidor y voluntarioso, tardó en cogerle el ritmo, y fue cuando se echó la muleta a la izquierda para citarlo de frente. En esta modalidad instrumentó pases de muy buena factura, a los que sólo faltó la ligazón, que, por otra parte, es muy difícil cuando no se carga la suerte. La cargó en los redondos siguientes, dio un pase de rodillas, ayudados, y culminó con garra torera una faena que había comenzado sin ninguna vibración.

Termina Espartaco en alza esta feria, aunque no haya repetido los triunfos de la edición pasada, porque se le ha visto más serio y responsable, menos pendiente de encandilar a la galería con el tremendismo de su especialidad. Espartaco ha estado en torero en la Maestranza, sin recurrir a las espaldinas y los rodillazos, al jacarandoso ventear de su rebultado pelo, dejando caer las rubias vedejas sobre los ojos. Tiene mérito, porque estos recursos producen siempre gran efecto.

Y además puede incrementar su gloria proclamando que, un año más, ha toreado la corrida de Miura. Es verdad, aunque sólo a medias,. porque los Miura de ayer y los de la leyenda tienen tanto que ver como la velocidad y el tocino. Los Miura que, por ejemplo, salieron el año pasado en Madrid o en Pamplona y estos de ayer en la Maestranza, parecían de distinto origen. Quizá sea este el caso. Se ve cada vez más que los criadores de toros terroríficos tienen una reserva especial de ganadito bueno para las figuras. Parecerá raro que en la tienda del bacalao vendan mazapanes, pero el negocio es el negocio.

Corrida de rejones

Por la mañana se celebró la corrida de rejoneo, 11º de la feria, con toros de Albarrán. Ángel Peralta tuvo silencio; Rafael Peralta, vuelta; Fermín Bohórquez aviso y división; Curro Bedoya oreja; Joao Moura, dos orejas, y Luis Valdenebro tres avisos.

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