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RELIGIÓN

Los obispos aceptan la renuncia de Fernando Sebastián a la secretaría del episcopado

Francesc Valls

La asamblea plenaria de los obispos españoles les aceptó ayer la dimisión de Fernando Sebastián como secretario general del episcopado. En los próximos días se reunirá la comisión permanente, que designará, a su vez, una terna de candidatos -probablemente entre obispos auxiliares- al cargo. La dimisión de Sebastián, en quien recaía buena parte de las negociaciones con el Estado, supone un cambio en la cúpula de la conferencia, que ahora puede ver mermada parte de su autonomía, en beneficio de un mayor dirigismo vaticano. El secretario general saliente es un hombre que ha mantenido aglutinado al episcopado durante los seis años en que ha ostentado el cargo, en el que cesará esta misma semana.

La sustitución de Sebastián se realizará, pues, durante la plenaria del episcopado que se inició ayer y concluirá el sábado. Hasta que ello se produzca continuará desempeñando el cargo. En la mañana de ayer se especulaba con la posibilidad de que algunos obispos propusieran que Sebastián continuara unos meses más. Sin embargo, en la reunión a puerta cerrada, las razones del secretario debieron convencer a los prelados, que el pasado mes de noviembre y por una mayoría del 85% de los votos le concedieron nuevamente su confianza -por un período de otros cinco años- para que continuara al frente de la secretaría.La salida de Sebastián, un brillante teólogo que ha ido moderando paulatinamente sus posturas, supone un reforzamiento, a juicio de los analistas, de la línea del presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Ángel Suquía, por lo que sería lógico que la terna que propondrá la comisión permanente integre a hombres próximos al arzobispo de Madrid. Por ello, el nombre de Agustín García Gasco -auxiliar de Suquía es uno de los que suena con mayor insistencia. También se apuntan nombres de otros auxiliares. Lo que parece un tanto alejado de los pronósticos es que el cargo sea ocupado por un obispo residencial, por la dificultad de compatibilizar ambas responsabilidades, que es precisamente lo que ha hecho que Fernando Sebastián dimitiera del cargo.

El nombramiento de Sebastián como arzobispo coadiutor de Granada -cargo que no se usaba desde antes de la democracia- se realiza en un momento de especial importancia, ya que actualmente se halla en debate el estatuto jurídico con que contarán las conferencias espiscopales y una de las acusaciones contra Sebastián ha sido la de defender con excesivo celo la autonomía de este organismo, en un momento en el que parece que soplan con fuerza los vientos centralizadores de Roma.

Críticas al Gobierno

Los obispos decidirán en los próximos días el candidato a su juicio más idóneo para ostentar el cargo de Sebastián, quien ayer compartió protagonismo con el presidente del episcopado. El cardenal Suquía en el discurso inaugural de las sesiones de la asamblea plenaria criticó duramente la política legislativa y presupuestaria del Gobierno, al que acusó de destinar fondos a los centros de planificación familiar, al aborto, a los experimentos sobre fecundación artificial y de tolerar el despilfarro burocrático. Estos elementos, entre otros, permiten, en opinión del presidente del episcopado, hablar de que se realiza en España una "política incoherente con los principios sociales" y, al tiempo, fuera de un orden moral "serio coherente y objetivo".El discurso del también arzobispo de Madrid pretendió ser una actualización española de la última encíclica papal, la Sollicitudo re¡ socialis. Para Suquía existe una crisis de valores, ya que no se busca el bien moral. Esta crisis, una de las peores que vive Europa, que radica en el olvido de "sus históricas raíces cristianas". En lo relativo a España, Suquía unió los fondos para planificación familiar, aborto y "folletos amorales -cuando no inmorales- sobre instrucción sexual con la permisividad de ganancias desorbitadas, y denunció que se conceden "puestos privilegiados por motivos ideológicos". "A esto hay que añadir", agregó, "la opulencia y el despilfarro económico en el que viven muchos particulares y la inconsciencia con que se actúa, a veces, en la propia Administración".

El cardenal fue autocrítico con la escasa conciencia de la propia Iglesia, pero afirmó que buena parte de los problemas podrían resolverse legislando de acuerdo, en definitiva, con la moral y la doctrina social que defiende la Iglesia.

La sesión abierta a los periodistas concluyó con la intervención del nuncio, Mario Tagliaferri. "Multitud de jóvenes viven también en una profunda tristeza, en el vacío y la desesperanza, recurriendo a la droga, al alcohol y al sexo", según Tagliaferri. El nuncio instó a una mayor actividad de los laicos jóvenes y recordó la visita que en agosto del próximo año realizará Juan Pablo II a Santiago de Compostela.

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