Las opciones de la empresa
La recuperación del excedente empresarial de los últimos años ha permitido recomponer la situación financiera de la mayor parte de las empresas españolas que, ahora, inician nuevos procesos de inversión productiva y de diversificación de riesgos para impedir que vuelva a ocurrir lo mismo que en la anterior crisis.
Es un hecho que la rentabilidad económica de la empresa española continúa creciendo, alcanzando el ROI (beneficio por inversión) cotas próximas al 8%.¿Qué está haciendo el empresario con estos beneficios en ascenso?. En primer lugar está fortaleciendo su estructura financiera, disminuyendo su endeudamiento. Esto es posible en tanto que la rentabilidad que obtiene de sus inversiones es superior al coste medio de los capitales ajenos. Es una sabia medida de saneamiento financiero, imprescindible como punto de partida de un posible crecimiento.
Está también invirtiendo parte de los beneficios. Pero ¿dónde?: de las inversiones reales realizadas, el 41% se ha plasmado en mejoras técnicas; el 32%, en ampliaciones de la capacidad, y el 27%, en reposición.
Dentro de las inversiones tecnológicas, se decide en primer lugar por aquellas que mejoran el nivel competitivo de la empresa, para estar preparada ante la inevitable llegada del mercado único europeo sin fronteras. En este tipo de inversión destacan las mejoras en los procesos de automatización e informática, técnicas de marketing y control de calidad y, en definitiva, las que redundan en un aumento de la productividad y de las ventas.
En segundo lugar, las inversiones en I+D, sobre todo en la gran empresa. Aunque estamos lejos de alcanzar los niveles europeos, en 1987 las empresas españolas contrataron importaciones de tecnología por valor de 210.000 millones de pesetas; de ellos, el 80% corresponde a licencias, diseño, etcétera, y solamente el 20% a asistencia. técnica, lo cual refleja la mayor capacidad técnica de la industria española.
Aunque estamos lejos de alcanzar los niveles europeos, bueno es que el empresario esté preocupado por dedicar parte de sus excedentes a este capítulo, que es el mejor índice de madurez empresarial.
Ypor último, dentro de las inversiones tecnológicas están las llamadas inversiones ecológicas o diversiones en seguridad y protección del medio ambiente.
Otro capítulo importante lo representa las inversiones destinadas a incrementar la capacidad productiva. La dimensión de la empresa adquiere sentido pleno con nuestra integración en un mercado único europeo con 320 millones de consumidores.
La renovación de nuestro equipo productivo es un hecho satisfactorio que podemos constatar. En 1987, dentro de las importaciones no energéticas, que representaron el 83,6% del total, las secciones del arancel que más han contribuido al crecimiento de las importaciones han sido las de maquinaria y material de transporte, que con un incremento sobre 1986 del 39,9% y 70%, respectivamente, aportaron 13,6 puntos del 23,3% en que se elevaron las totales. Los empresarios están realizando inversiones en reposición de equipo, lo que podríamos llamar un saneamiento técnico acelerado.
Profesionalización
Pero no acaban ahí las inversiones del excedente empresarial. Llama la atención la creciente tendencia, que incluso podríamos llamar moda de nuestros empresarios, para invertir en sectores completamente ajenos a su actividad, en búsqueda de una diversificación de riesgos.
Me permito dejar constancia sobre los riesgos de esta diversificación, y en todo caso aconsejaríamos al empresario se dejara asesorar por una empresa especializada, y simultáneamente, según la importancia de los excedentes, dedicar un pequeño staff de su propia organización al seguimiento de tales inversiones.
Más razonable es la entrada en inversiones complementarias al sector del propio empresario, como podrían ser adquisición de empresas para incrementar la cuota de mercado, u otras, por ejemplo, que complementaran su red de distribución.
Quedan por último las inversiones financieras, que están siendo posibles gracias al grado de cultura financiera adquirida por el empresario y por la implantación de cash management en muchas empresas.
El empresario está entrando en inversiones financieras aprovechando bien una liquidez estructural o una liquidez coyuntural. En función de una u otra, el empresario se decide por inversiones financieras temporales para la liquidez coyuntural, que en su 95% lo son a menos de 90 días y en muchos casos de siete a nueve días.
Aproximadamente el 70% se está invirtiendo en letras del Tesoro; el 15%, en otros títulos del Reino a medio y largo plazo, pero con pactos de recompra, y el resto hacia otros instrumentos privados. El volumen de circulación de letras del Tesoro es de tres billones, y el de pagarés de empresa, de 0,6 billones, con gran rotación, liquidez y futuro una vez consolidado el sistema de anotaciones en cuenta.
Si la liquidez es estructural antes que tomar posiciones en sectores distintos a su actividad, sugeriría a los empresarios un análisis profundo sobre sus propias fortalezas y debilidades y contemplar el entorno para detectar oportunidades y peligros.
En el campo de las inversiones financieras es vital para el empresario acudir a un asesor de inversiones que le permita acomodar su liquidez a instrumentos rentables igualmente líquidos y con el riesgo aconsejable en cada momento. Un orden, creo, ortodoxo a seguir por el empresario podría ser:
1. Mejorar su estructura financiera, reduciendo su endeudamiento y, consecuentemente, los gastos financieros.
2. Mejora tecnológica de su empresa y en la calidad del producto.
3. Aumento de su capacidad de producción e incremento de la cuota de mercado.
.4. Inversiones financieras para la liquidez coyuntural en activos financieros rentables.
No hay que descartar que después de un profundo análisis de cada empresa tal vez el mejor destino que podría dar a sus excedentes pudiera ser el ir a fusiones horizontales o verticales, e incluso la integración de conglomerados, como una estrategia agresiva de penetración o defensiva de grandes competidores.
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