_
_
_
_
Tribuna:LA AGITACIÓN EN LA UNIÓN SOVIÉTICA
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Problemas nacionales y 'perestroika'

El llamamiento de Gorbachov a la población para que participase en la solución de los problemas sociales y políticos alentó la agitación nacionalista en la URSS, dice el autor del artículo, partidario de un referéndum en Nagorno-Karabaj. Medvedev, que critica la falta de transparencia informativa, dice que es un mito asegurar que en la URSS no hay problemas de carácter nacional, pero recuerda que hay más de 100 nacionalidades y etnias que han colaborado en los terrenos económico y cultural.Los disturbios de diciembre de 19116 en Kazakistán, las manifestaciones de los tártaros de Crimea en Moscú, los conflictos, en las repúblicas del Báltico en 1987 y 1988, los incidentes aislados en Yakutia y Uzbekistán, el incremento de las actividades de la sociedad patriótica rusa Pamiat, la constante emigración de judíos y alemanes y finalmente el actual antagonismo entre Azerbaiyán y Armenia en torno a Nagorno-Karabaj son muestras indudables de que en la URSS se agudizan los problemas nacionales.

Tampoco cabe duda que estos acontecimientos guardan relación con la perestroika: la transparencia informativa y la democratización permiten expresar y comprender mejor muchos de los problemas nacionales, que por diversas causas se han acumulado en los últimos decenios.

Gracias a la evidente liberalización del régimen y a la menor presión del potente rodillo de la burocracia autoritaria han emergido a la superficie las aguas, no siempre cristalinas, del. descontento acumulado en la periferia, han aflorado o se han agudizado viejas divergencias y disputas que en medio de la injusticia generalizada y bajo una Administración corrupta no parecían relevantes.

Mijail Gorbachov llamó a la población soviética a participar de forma activa y responsable en la solución de los problemas sociales y políticos, con lo cual, y sin proponérselo, alentó acciones como las protagonizadas en las últimas semanas por centenares de infles de armenios, que se manifestaron en Eriván para pedir una solución justa al problema de Nagorno-Karabaj.

Nagorno-Karabaj fue incorporado a Rusia en 1813. Era entonces un pequeño principado persa habitado por armenios. Después de la caída del zarismo, la Transcaucasia fue durante varios años escenario de la guerra civil y, por añadidura, de sangrientas luchas nacionalistas; una de ellas fue la guerra encabezada por el Partido Dashnak de Armenia, por un lado, y por otro, por el Musavat de Azerbaiyán, por el dominio de Nagorno-Karabaj.

Según los nacionalistas armenios, esa región pertenecía a Armenia, irtientras los nacionalislas azerbaiyanos la consideraban parte de Azerbaiyán. El triunfo del poder soviético en la Transcaucasia puso fin a estas crueles luchas intestinas, en las que en algunas zonas de la región pereció entre el 10% y el 30% de la población local Cuando en 1923 se trazaron los límites entre las nacionalidades, ciertas regiones de Armenaza con mayoría de población azerbaiyana pasaron a poder de Azerbaiyán con el nombre de República Autónoma de Najicheván. Sin embargo, Nagorno-Karabaj, con un 90% de la población de etnia armenia quedó dentro de Azerbaiyán con la categoría menor de región nacional.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

La población armenia de Nagorno-Karabaj sufrió no pocas discriminaciones. En los años de poder soviético la población de Armenia aumentó en tres veces, y la de Azerbaiyán en más de dos. Sin embargo, el número de habitantes de Nagorno-Karabaj creció muy poco, y ello sólo a cuenta de los azerbaiyanos. En los últimos 60 años el número de armenios en esta región pasó de 142.000 a 136.000, lo que significa que la población armenia pasé del 94% al 76% del total.

También eran conculcados los intereses económicos y culturales de la población armenia, que ni siquiera podía ver la televisión de Eriván. Los cristianos armenios tenían dificultades para practicar su religión, aunque también los creyentes azerbaiyanos de fe musulmana tenían bastantes dificultades. Todos estos problemas fueron durante mucho tiempo soslayados, tanto por Bakú como por Moscú, lo cual provocaba el legítimo descontento de los armenios, el primer pueblo que en el siglo XX sufrió durante años un terrible genocidio.

En la Prensa occidental se afirma con frecuencia que la amistad de los pueblos de la URSS ha resultado ser "un mito de la propaganda soviética". No es cierto. En la Unión Soviética viven más de 100 nacionalidades y etnias, y su colaboración en el campo de la economía y de la cultura y su respeto mutuo no son mitos. En la URSS se perfila una nueva comunidad histórica, social e internacionalista de gentes llamada pueblo soviético, y eso sí es cierto. Mi padre es ruso; mi madre, judía; yo estoy casado con una ucraniana y mi hijo ha contraído matrimonio hace poco con una muchacha armenia.

Lo que es un mito, y además sumamente nocivo, es la afirmación de que en la Unión Soviética no hay serias contradicciones o problemas de carácter -nacional. Las contradicciones existen, e incluso aumentan. Es notorio que la ideología leninista siempre ha concedido a la cuestión nacional una gran relevancia. Todos los partidos revolucionarios de Rusia incorporaron a sus filas a gente de las minorías étnicas, pero el programa nacional bolchevique resultó ser el más atractivo de todos. Sin el apoyo de los letones, estonianos, finlandeses, polacos, georgianos, armenios, judíos, ucranianos, tártaros de Crimea, alemanes del Volga, chechenos, induches, baclikiros, incluso de los húngaros y chinos, los bolcheviques no habrían triunfado en la guerra civil y no habrían creado la URSS.

En los años veinte, el partido bolchevique se ocupó intensamente de los problemas nacionales, que fueron tema de discusión en casi todos los congresos del partido. Por aquellas fechas funcionaban mecanismos que permitían estudiar y resolver los conflictos nacionales.

Sin embargo, a comienzos de los años treinta Stalin anunció que país el problema nacional había quedado resuelto "de forma total y definitiva" y que había surgido una cultura soviética "nacional en su forma y socialista por su contenido". Hoy la URSS ya no cuenta con los mecanismos que permiten estudiar y resolver los conflictos nacionales; lo que sí hay son organismos bastante poderosos para dar batalla al "nacionalismo burgués". Ésta es una de las causas de esa agudización de las relaciones nacionales que hoy se observan.

La Prensa soviética proclama la normalización de la situación en Nagorno-Karabaj y Armenia. En realidad el problema no ha sido resuelto, sino aplazado. Es más, en algunos casos la situación se ha agravado, como muestran los trágicos acontecimientos en la ciudad azerbaiyana de Suingait.

Lamentablemente, el conflicto nacional en la Transcaucasia ha afectado a la transparencia informativa, lo que trae a la memoria los 10 primeros días tras la catástrofe de Chernobil.

Por la Prensa soviética no lograríamos enterarnos de que en Eriván se han producido grandes manifestaciones, de que acudieron los líderes soviéticos Dolguij, Razumovski, Lukianov y Demichev. En esas páginas ni siquiera hemos podido leer el llamamiento de Gorbachov a los pueblos de Armenia y Azerbaiyán ni la noticia del encuentro con Gorbachov de los representantes de la intelectualidad armenia.

Solidez de las reformas

Estos acontecimientos de los dos últimos años en las relaciones nacionales ¿dañan la política y el prestigio de Gorbachov? No hay duda de que estos hechos han puesto a seria prueba la solidez de la actual política de reformas.

En mi opinión habría que convocar al pueblo de Nagorno-Karabaj al referéndum previsto en la Constitución de la URSS. Después su resultado debería ser discutido por los soviets supremos de Armenia y de Azerbaiyán. En caso de desacuerdo habría que llevarlo al Soviet Supremo de la URSS o al Soviet de las Nacionalidades para el estudio minucioso.

Me preocupa la poca transparencia informativa sobre estos acontecimientos. Pero sigo confiando en la solución de todos los problemas nacionales de hoy y en el sabio arreglo de todos los problemas de transparencia y de democracia, lo cual significaría una victoria, no la derrota, de la perestroika.

Roy Medvedev es un historiador marxista disidente que vive en Moscú. Traducción: José Fernández Sánchez.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_