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La sensibilidad del racionalismo

Antología fotográfica de Imogen Cunningham

Una muestra antológica de la obra de la prestigiosa fotógrafa estadounidense Imogen Cunningham se expone estos días en el Palau de la Virreina, de Barcelona. La muestra, titulada Fronteres: 1906-1976, supone el primer contacto para muchos aficionados españoles con la obra de Cunningham, destacada miembro del grupo f/ 64, asociación de fotógrafos de la Costa Oeste americana conocida por sus retratos y fotografías de plantas.

Sin duda, Imogen Cunningham (1883-1976) representa uno de los puntales básicos de la historia de la fotografía americana, y ello debido tanto al valor intrínseco de su obra como a su singular carisma personal.Inspirada en el trabajo de Gertrude Käsebier, su pasión por la fotografía empezó alrededor del año 1901. Graduada en Química por la universidad de Washington en Seattle (Estados Unidos), en 1909 obtuvo una beca para estudiar en la Technische Hochschule de Dresden (República Federal Alemana). Su estancia en Europa le ofreció un temprano contacto con el espíritu vanguardista y experimental que vivía en aquella época el arte en general y la fotografía en particular, sobre todo en Alemania, y que en parte determinaría que su obra fuera considerada como una de las más avanzadas de la Costa Oeste americana.

En 1910, después de conocer a Käsebier y Alfred Stieglitz en Nueva York, Imogen Cunningham estableció su estudio en Seattle, donde en poco tiempo alcanzó ya gran renombre. A este período corresponden sus estudios florales, uno de sus trabajos más conocidos. En 1946 se trasladó a San Francisco, donde murió en 1976.

Fue miembro fundador, junto con Edward Weston, Ansel Adams, John Paul Edwards, del grupo que se autodenominaba f/ 64, abertura de la lente que aseguraba una perfecta nitidez de imagen. Esta concepción estética iba claramente en contra de las producciones pictorialistas que consideraban obsoletas. Para la straight photography (o fotografía directa, como se le vino en llamar) no cabía más imagen que la que no fuera extraída de la pura y directa realidad externa, sin manipulaciones intermedias.

Lenguaje autónomo

El trabajo de Imogen Cunningham se mueve, pues, bajo esta reivindicación de un lenguaje autónomo y propio de la fotografía, que evite cualquier servilismo estético a otras producciones artísticas.Cunningham, haciendo gala de su extrema sensibilidad, construía una nueva estructura donde se combinaban la forma y el aspecto del objeto, de modo que un mismo objeto podía inducir a múltiples asociaciones mentales. Hay que recordar el papel que juega en la producción artística de los años veinte-cuarenta la popularización de las tesis psicoanalíticas.

A pesar del prestigio y renombre internacional que han alcanzado las imágenes de Cunningham, la presentación en nuestro país de una exposición retrospectiva representa para muchos una primera toma de contacto con su obra. Para tal fin, no es precisamente la muestra barcelonesa Fronteres: 1906-1976, la más adecuada. No significa ello que la muestra carezca de interés; quizá todo lo contrario. Precisamente su virtud radique en que se trata de una selección de "material inédito en EE UU", en palabras del propio comisario de la exposición, Richard Lorenz, y que pretende dar una nueva perspectiva de la obra de Cunningham, mostrando el trabajo "más experimental y más cercano a lo que podría ser la producción europea de un Man Ray o un Renger-Patzsch".

Este enfoque, que puede hacer las delicias de los entendidos, no proporciona, sin embargo una buena introducción a la obra flindamental de la fotógrafa americana, y ello por dos razones. La primera y más obvia, porque se hallan ausentes muchas de las imágenes más conocidas y que definen de forma concluyente su especial criterio estético. La segunda, y quizá más polémica, porque se trata, no en todos los casos pero sí en un 30%. de la exposición, de imágenes que no han sido publicadas ni expuestas en ninguna ocasión.

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