Un suboficial de Infantería de Marina acusado de extorsión a un industrial
Agustín Gallardo Aragón, de 38 años, suboficial de Infantería de Marina, pasó ayer a disposición judicial acusado de extorsión al propietario de un bar de la calle de Guzmán el Bueno. El suboficial fue detenido por la policía poco después de que recogiera un paquete con 600.000 pesetas. El detenido aseguró más tarde que estaba arrepentido y que recurrió a la extorsión acuciado por deudas económicas.El industrial denunció el 18 de febrero en la comisaría de Chamberí haber recibido una llamada telefónica en la que un desconocido le exigía un millón de pesetas. La víctima explicó que le habían amenazado con hacer daño a su familia si se negaba a pagar. Las amenazas continuaron días después y en términos más duros. El extorsionista, que no se identificó como miembro de ninguna organización terrorista, rebajó el precio del chantaje a 600.000 pesetas.
El suboficial de infantería concretó como fecha de pago el miércoles de la semana pasada. El dinero debía depositarse en una papelera de la calle de Añastro, pero a última hora se pospuso la entrega a la espera de recibir nuevas instrucciones.
Una cabina telefónica
La policía determiné, mientras tanto, que las llamadas telefónicas se realizaban desde una cabina telefónica de la calle de Arturo Soria, donde se estableció una vigilancia permanente. El pasado jueves, el denunciante recibió nuevas instrucciones: el dinero debía ser depositado en una papelera ubicada frente al número 12 de la calle de Hermanos Gómez. Él industrial debía viajar en taxi hasta el lugar indicado por el chantajista. La llamada se realizó desde la cabina que estaba siendo vigilada por la policía.Segundos después de depositar el dinero, el paquete fue recogido por un hombre que escapó en un coche. El vehículo fue interceptado rápidamente y detenido el conductor. En el automóvil se encontró el paquete con el dinero. Agustín Gallardo se reconoció autor de los hechos que se le imputan y aseguró ser el único responsable del intento de extorsión al industrial. .
El suboficial trabaja en un cuartel de marina y está casado. El detenido explicó que se metió en un negocio de representación de vinos, que podía compatibilizar con su trabajo en el Ejército. El negocio resultó un fracaso económico. Tras deshacerse de la sociedad que habían formado trató de sacar el negocio por su cuenta, pero le acuciaban las deudas; por eso recurrió al chantaje como forma de obtener dinero rápido. El suboficial de Marina aseguró en la comisaría que se arrepentía de lo que había hecho.
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