Un fiscal de Pau pide cadena perpetua para dos mercenarios
ENVIADO ESPECIALEl fiscal del tribunal antiterrorista de Pau (Francia) pidió ayer la pena máxima -cadena perpetua- para dos de los presuntos mercenarios de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) juzgados desde el lunes (Jean Labade y Patrick de Carvalho) y 20 años de cárcel para el tercero (Roland Sampietro). Robert Lorens reiteré en su alegato la tesis con que ha abordado otros casos relacionados con los GAL. Se trata, dijo el fiscal, de una organización terrorista relacionada con España. La sentencia será dada a conocer hoy.
Lorens pidió al tribunal especial (formado por tres jueces y siete magistrados, en sustitución del jurado popular para evitar presiones externas) que condene a De Carvalho como autor del asesinato de Xabier Pérez de Arenaza y Tomás Pérez Revilla; a Sampietro, como colaborador necesario en el segundo de los atentados, y a Labade, como organizador y cómplice de ambos.
El juicio fue suspendido durante breves momentos al desvanecerse la juez que forma parte del tribunal.
Pérez de Arenaza, casado con una hermana de Txomin Iturbe y padre de dos hijos, fue tiroteado en una gasolinera de Biarritz el 23 de marzo de 1984. Pérez Revilla, también casado y padre de dos hijos, murió en el centro de Biarritz a consecuencia de las heridas que sufrió el 15 de junio siguiente al ser alcanzado por el estallido de una carga de plástico, activada por control remoto por De Carvalho, oculta en el depósito de combustible de una moto. La explosión simultánea del explosivo y la gasolina causó heridas de diversa consideración a otras 10 personas, nueve ciudadanos franceses y Román Orbe, que acompañaba a Pérez Revilla. La bola de fuego, como la han descrito algunas de las víctimas en su declaración, destrozó el bar del que salían los exiliados vascoespañoles e incendió algunos coches aparcados en la calle.
El fiscal considera probado que Labade dirigía una red de los GAL siguiendo instrucciones de ciudadanos españoles, probablemente policías. Captó a Jean Pierre Bounin, instalador de teléfonos, y a Maurice Nicolas, tendero, para facilitar información sobre refugiagos.
Labade incorporó a la red para ejecutar los atentados a De Carvalho -un antiguo sargento de paracaidistas buen conocedor del manejo de armas y explosivos- y a Sampietro -delincuente de poca monta-, ambos de Pau. El primero es sospechoso del asesinato, en febrero de 1984, de otro exiliado vasco, Gútiérrez Salazar, alcanzado por un disparo efectuado a 200 metros de distancia. Cuando fueron detenidos preparaban otro atentado en Bayona.
Para el fiscal, Labade ha estado siempre en el centro de la trama de los GAL, en un discreto segundo plano, porque era el intermediario preferido de "los españoles", frecuentemente citados durante el proceso.
El fiscal recordó que se está juzgando la llamada guerra sucia contra ETA, con un balance, en Francia, de 25 muertos y 33 heridos, y negó cualquier tipo de eficacia antiterrorista a los GAL. "Ha servido para justificar a. ETA y a Iparretarrak. Han luchado contra la democracia en España igual que ETA", señaló.
"Son lo mismo, representan la lógica de la muerte".
Los representantes de la acusación particular, Christianne Fando y Georges Bordalecou, de Bayona, y Mireille Glayman, de París, pidieron al tribunal de Pau una sentencia ejemplar para evitar la repetición de actos similares.
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