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S.o S.

Informaciones dignas de todo crédito indican que un señor de Cádiz ha denunciado la desaparición de un hijo que, según él, dio a luz su esposa en un hospital de la Seguridad Social. El caballero alega que la dama fue sometida a una ecografia el mismo día del alumbramiento, y que los médicos le dijeron que "venían dos". A la hora de la verdad sólo le dieron uno, que nació muerto.

Mientras el Servicio Andaluz de Salud asegura que todo se debíó a un error en la información facilitada y que la gestante sólo llevaba dentro lo que le dieron, la familia pide que les entreguen el otro ser prometido. Oh, dilema. Desde luego que no resulta fácil diagnosticar al. respecto, querido Sherlock. Es como lo de Salomón, pero con cartilla plastificada. (,Qué hacer? ¿De qué lado ponerse? Esos padres pueden alegar sus motivos, pero, ¿qué no podemos esgrimir los viejos usuarios de la Seguridad Social en defensa de esta inenarrable institución? La gente que sigue teniendo la costumbre de quedarse embarazado/a debería saber que la S. S. extiende ecografías con total impunidad.

"Vienen dos", le dijeron a la madre. Y ella, falta de toda dosis de prudencia, creyéndose en un hospital de Los Colby, la desdichada, no preguntó más. Se limitó a pedir una hora corta. "¿Dos qué?", habría insistido un afiliado con experiencia. Pues tratándose de la S. S. podía sugerirse un amplio abanico de posibilidades: dos bombonas de butano, dos cupones para el próximo sorteo de los ciegos, dos ciegos, dos forúnculos, dos huevos duros, dos tetas, dos ovarios, dos jorobas, dos pares de narices, dos hombres y un destino, ricas y famosas, Dostoievski, un tú y yo para el desayuno, un tu-tú para Alicia Alonso, dos gardenias para ti, dos mujeres a la vez (y no estar loco) y dos largos etcétera.

Hemos llegado a un punto en que no podemos aguantar más. Como todos los padres se pongan a pedir, no vamos a poder pasar consulta en el gabinete privado. Sólo faltaría que tuviéramos que contar. Bueno, que si yo fuera la Seguridad Social, me querellaría.

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