Dimisión en cadena de policías palestinos en Cisjordania y Gaza
Cerca de la mitad de los 1.000 policías palestinos que ejercen sus funciones en los territorios ocupados ha dimitido. Tienen miedo de sufrir el mismo destino que Nabil Fará, detective especializado en cuestiones de drogas, que fue asesinado cerca de Jericó, en Cisjordania. Fará, considerado como un "traidor" a la causa palestina, fue muerto por haber desobedecido el comunicado número 10, emitido por el Comité de Lucha Nacional, que ordenaba a los policías y otros funcionarios de la Administración militar israelí, entre ellos los recaudadores de impuestos, que presentaran su renuncia inmediatamente."La matanza de Jericó hizo que me decidiese rápidamente", dijo Ramez, un investigador de la fuerza policial de Belén que devolvió su uniforme ayer.
Las promesas de las autoridades israelíes de aumentar sensiblemente el salario a los policías palestinos y concederles otras ventajas no han servido de nada hasta el momento. Tampoco entre los funcionarios que se ocupan de recaudar los impuestos en los territorios ocupados. También ellos comienzan a dimitir.
Radio Israel dúo ayer que los policías palestinos recibieron la oferta de ser equiparados salarialmente a sus colegas judíos. Poco antes, un agente había asegurado que sólo cobraba 500 dólares al mes, aproximadamente dos tercios del salario de los israelíes, informa Reuter.
Servicios paralelos
El objetivo de los dirigentes clandestinos de la revuelta en Cisjordania y Gaza es desorganizar totalmente la Administración implantada por el Gobierno militar israelí y reemplazarla por servicios paralelos controlados por las autodenominadas "fuerzas nacionales palestinas".
La reacción de las autoridades israelíes es doble. Por una parte, los responsables militares advierten a la población palestina que es ella, y nadie más, la que sufrirá los efectos de la desorganización de la Administración civil: la ausencia de policías aumentará los robos, el pillaje, los asesinatos... La ausencia de empleados municipales, por ejemplo, desorganizará servicios esenciales como el suministro de agua, gas y electricidad.
Por otra parte, el Gobierno militar israelí afirma que no permitirá la puesta en marcha de un servicio palestino independiente de Israel. "Tolerar esto", asegura un oficial israelí, "sería permitir la implantación gradual del poder, palestino, si no soberano, sí al menos prácticamente independiente. Impensable. Imposible. Eso sería el origen del futuro Estado palestino".
Entre tanto, Israel no encuentra una solución de recambio. La proposición de la diputada ultranacionalista Geulá Cohen de enviar policías civiles en lugar de los árabes que han dimitido es poco práctica. En las presentes circunstancias, esos hombres, en territorio ocupado, estarían expuestos noche y día a la venganza palestina. "Sería una locura", se afirma en el cuartel general de la policía.
