Días de cámara
La música de cámara, no demasiado habitual en Madrid, ha dominado el ambiente de la semana. En el palacio Real, un cuarteto histórico como es Smetana, con 45 años de existencia, expuso una síntesis de la escuela nacional checa: Smetana o la fundación; Dvorak o la plenitud; Janácek o la superación. A través de estos tres nombres fundamentales nos llegó un mensaje completo y significativo de la herencia musical de Checoslovaquia en versiones magistrales que el cuarteto Smetana toca de memoria como todo su amplio repertorio.Si escuchar a Smetana resulta siempre amable, comprobar el talento de Dvorak en el cuarteto opus 96 de su etapa americana, nos revela su fuerza racial, capaz de superar el medio, y su progresiva evolución desde un brahmsismo voluntarioso a una independencia fuertemente caracterizada. Por menos escuchado, interesó sumamente el Cuarteto inspirado en la sonata a Kreutzer o sea en Tolstoi y Beethoven.
Cuarteto Smetana
Obras de Smetana, Dvorak y Janácek. Palacio Real. Madrid, 2 de marzo.Cuarteto Philharmonia Obras de Haydn y Beethoven. Hotel Ritz. Madrid, 28 de febrero. Trío de Barcelona Enrique de Santiago, viola. Obras de Chausson y Franck. Teatro Real. Madrid, 1 de marzo.
Las magníficas versiones del cuarteto Smetana (Jiri Novak, Lubomir Kostecky, Milan Skampa y Antonin Kohout) entusiasmaron a la audiencia y dieron lugar a una deliciosa propina de Mozart.
Revisión
En el ciclo de cámara y polifonía continuó la atención a Ernest Chausson, autor tan mal conocido -incluso en Francia- y del que sólo ha faltado en esta revisión un recital liederístico con los atractivos ejemplos sobre Verlaine, Maeterlick, Charles Cros, Moreas, Richepin, Banville, Gautir, Lecont de Lisles o Shakespeare. Todo un capítulo en la historia del lied francés.Escuchamos al trío de Barcelona (Attenelle y los hermanos Claret con la colaboración en algún caso del viola Enrique de Santiago), refinadas versiones del trío en sol menor opus 3 y del cuartero con piano opus 30, animadas por ese espíritu sensible característico de Chausson, tendente a la simplicidad y la moderación, menos conformista de lo que a veces se piensa y, como dice Samazeuilh "con más deseo de cantar que de sorprender".
La huella de Franck es evidente, incluso en lo que tiene de contradictoria con la sensibilidad de Chausson, lo que no resta valor a la obra del compositor francés. Acompañó al trío y al cuarteto, con toda idoneidad, la sonata para violín y piano de César Franck, excelentemente interpretada por Gerard Claret y Giménez Attenelle.
Volvieron los conciertos del Ritz con el cuartero Philarmonia de Berlín. En el Cuarteto del Emperador de Haydn y en la Opus 132 de Beethoven, los profesores de la filarmónica berlinesa Daniel Stabrawa, Walter Scholefield, Nethar Resa y Jan Diesselhorst, dieron lecciones de la mejor técnica y estilo.
Babelia
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