Dirigentes andaluces
El catedrático Jordi Solé Tura nos animaba a reflexionar el pasado sábado en un problema que, según él, es "uno de los básicos de la política española, a saber: por qué surgen dirigentes políticos (en los partidos de implantación estatal y, por tanto, en la política estatal) de unas zonas determinadas y no de otras", para añadir seguidamente: "No sé cuál es la razón de que Andalucía produzca tantos dirigentes de estas características...".Yo le animaría a seguir estas fácilmente constatables hipótesis de trabajo: no encontrará ninguna otra comunidad que dé 63 diputados a nuestro Congreso de 350, es decir, algo más de su sexta parte -y casi 10 diputados más que las dos Castillas juntas-. No encontrará ninguna otra comunidad con la tradición más celebrada y que a la vez sea más concomitante con el hecho de lo español. No encontrará ninguna otra comunidad con mayor número de inmigrantes que trabajan y residen en otras importantes comunidades autónomas, o, dicho de otra forma, encontrará en el mayor porcentaje de los matrimonios jóvenes no autáctonos de Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana y Comunidad de Madrid al menos uno de los cónyuges nacido en Andalucía. No encontrará ninguna otra comunidad en que la tierra siga repartida en tan grandes latifundios y en la que el espíritu de los jornaleros y el espíritu de los terratenientes mantenga tan radicalizado su status, sin que una burguesía comercial e industrial desarrollada haya impuesto ampliamente sus cauces de movilidad social, esto es, su facultad ejemplíficadora de medro social mediante el trabajo personal, la preparación profesional y el riesgo y la visión en los negocios. Lo cual significa, a la postre, que ninguna otra comunidad da resultados tan desnivelados entre la derecha y la izquierda (45 diputados de izquierda, 42 de ellos para el PSOE, frente a 15 de CP en el año 1986), lo cual es igual, a decir que ninguna otra decide con más peso éspecífico la mayoría absoluta de nuestro Parlamento, mayoría absoluta que es el nudo gordiano de las próximas elecciones. ¿Cómo no empezar la nivelación de esa batalla nivelando la presencia del líder nacional? ¿Cómo no potenciar la figura del líder carismático andaluz si además del consabido gracejo cuentan siempre con el nutrido arropamiento que dan los delegados andaluces en cualquier congreso nacional del partido que sea?
Como añadido histórico, inscribiría aquí brevemente unas palabras de Joaquín Maurín, en tresacadas de su obra escrita en las cárceles de la dictadura de Primo de Rivera, porque propi cian el estrambote risueño para el fenómeno que comentamos: "Andalucía, Castilla y Galicia, desde la Restauración, han constituido una especie de bloque para dominar el resto de España. El partido conservador es, sobre todo, el partido del latifundio andaluz. El partido liberal ha sido la expresión política de la gran propiedad castellana. Y el foro gallego ha servido de cohesión de los terratenientes de uno y otro bando".-
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