El comisario Rosinos dispuso de información en 1985 para detener a los asesinos de Brouard

El primer policía encargado del caso Brouard, el comisario Antonio Rosinos, declaró al juez en diciembre de 1987 que los autores del crimen, ocurrido en noviembre de 1984, fueron probablemente "un corpúsculo de extrema derecha". El comisario Rosinos agregó que en los primeros días de enero de 1985 tuvo montado un amplio dispositivo para detener a los tres autores, gracias a la información de un confidente; pero, según el policía, las declaraciones del fiscal Emilio Valerio Martínez desbarataron la operación. Hoy declaran ante el juez el comisario general de Información, Jesús Martínez Torres; el subcomisario José Amedo, relacionado con los GAL, y el inspector Jesús Alfredo Gutiérrez Argüelles. Este último fue condenado, en rebeldía, en Francia a 18 meses de prisión por intento de secuestro de un activista de ETApm.

Rosinos, el principal experto en el caso fue posteriormente apartado de las investigaciones y ahora está destinado en la comisaría de Entrevías (Madrid), un auténtico descalabro profesional para un ex jefe de la Brigada de Información de Bilbao.La declaración judicial de Rosinos indica: "Unos días después del 20 de noviembre de 1984 [fecha del asesinato de Brouard], el declarante recibía una llamada anónima de una persona que, si bien de momento no le conoce, da su nombre, le dice que ha colaborado con él, y demuestra conocerle; añade que puede darle: los datos para detener a los asesinos del doctor Brouard; que más o menos añade que confía en el declarante, y casi le viene a decir que le pague el dinero que pueda y que igualmente se fía para no cobrar hasta después del servicio hecho".

El comisario declara posteriormente que "ignora el nombre de su confidente" y añade que "le dijo que había habido una reunión en Madrid donde se había acordado la muerte de ese señor, y que conocía a las personas que lo hicieron, a las dos personas que lo hicieron y al que les trajo, aunque no recuerda con exactitud los términos precisos que utilizó, pero indudablemente sabía las características de las armas y las de las personas que habían intervenido, algunas de cuyas circunstancias no se habían publicado, luego era evidente que estaba enterado del tema".

Renuncia

El experto de la policía en el caso reconoce, ante la pregunta de si el confidente era de un servicio de Bilbao o de Madrid, que "la persona que le había llamado era de Madrid". Sin embargo, el comisario Rosinos "renuncia" a contestar a la pregunta de quién era esa persona y si era miembro dela policía.Rosinos reconoce que "puso en conocimiento de sus superiores lo referente a una posible entrega del dinero a la persona que le había llamado por teléfono con el fin de aclarar el caso, pero que en lo referente a las investigaciones, dado que el declarante era el encargado del caso, no dijo nada al respecto, aunque a raíz de publícarse el tema en la Prensa sus superiores le dieron 'carta blanca', a lo que el declarante 'concretó la cifra de cinco millones, contestándole sus superiores que no había ningún problema".

El comisario añade que "la persona que le autorizó a usar el dinero no fue Rafael del Río Sendino [entonces director general de la Policía]" y se negó a confesar la identidad de dicha persona.

El fiscal

Rosinos señala después que dos o tres días antes de abandonar la investigación por traslado a otro destino "no entregó ningún informe de las investigaciones realizadas a Rafael del Río", aunque no se deduce que lo hiciera antes o después de esa fecha o que lo enviara directamente al entonces director de la Policía.Rosinos reconoce que estaba preparado todo el dispositivo para detener a los autores del asesinato para después de las Navidades, pero con las manifestaciones del fiscal Valerio "se desbarató todo".

[Este fiscal, apartado posteriormente del caso, insinuó que miembros de las fuerzas de seguridad del estado "podrían" haber tenido conocimiento previo del atentado].

El comisario añade que durante "la primera conversación telefónica que mantuvo [con el confidente] le puso de manifiesto que las personas que habían cometido el hecho residían en Madrid, aunque tenían algún contacto en Bilbao.

Rosinos contesta que "no sabe si comentó algo [de las investigaciones] con el señor Amedo, y si lo hizo fue a título de comentario, de pasada".

Por otra parte, el entonces director de la Policía, Rafael del Río, a preguntas de Emilio Rodríguez Menéndez -defensor del único procesado-, responde que "ignora todo" sobre si el subcomisario Amedo asistió a una reunión celebrada en Madrid, en fechas anteriores al asesinato del dirigente abertzale Brouard, en el restaurante Vanity.

Asimismo, Rafael del Río responde que desconoce por completo si es cierto que entre las personas que participaron en el asesinato de Santiago Brouard se encontraba un miembro de las fuerzas de seguridad del Estado conocido por Andrés.

El entonces director de la Policía se negó a responder a numerosas preguntas de dicho abogado o las rechazó por no considerarlas procedentes, especialmente las que hacían alusión a una cuenta de libre disposición o fondos reservados de la Dirección General de la Policía.