Los pacientes suelen abandonar los hospitales españoles con malnutrición

La malnutrición subsiguiente a una estancia en un hospital llega a afectar en algunos de ellos al 80% de los pacientes dados de alta, a tenor de un muestreo realizado en Cataluña, según han puesto de relieve las I Jornadas Nacionales sobre Organización de la Alimentación y Nutrición en el Hospital inaguradas ayer en Madrid y promovidas por el Insalud y la administración regional. El texto que marca los principios del congreso pronuncia sin ambages que "el sistema tradicional de funcionamiento en los hospitales de nuestro país es obsoleto técnicamente y gravoso económicamente y no satisfactorio para el usuario".Este mal, que no es privativo de España, dado que la tasa de pacientes hospitalarios malnutridos en otros países occidentales oscila entre el 30% y el 60%, tiene unos perjuicios claros para la salud del paciente: "Al formar parte la alimentación del tratamiento, si ésta no le resulta satisfactoria como consumidor, no come y esto supone un perjuicio para su proceso terapéutico, tanto desde el punto de vista psicológico como en la repercusión que tiene en la agravación o complicaciones de su enfermedad de base".

Según el médico internista Antonio Mancha, uno de los organizadores de las jornadas, esta inadecuada alimentación provoca un alargamiento del proceso posoperatorio y hace propenso al enfermo a contraer infecciones.

"Comidas monótonas"

La crítica contra las comidas hospitalarias se extiende en el citado texto al rechazo que suele provocar en su forzado consumidor: "Las comidas en los hospital les son monótonas, mal elaboradas y presentadas, no acordes con los hábitos alimenticios ni la situación clínica del enfermo, habitualmente ya inapetente y se propone ofrecer una dieta científica y nutricionalmente adecuada, procurando dar al paciente lo que quiere o, al menos, no darle lo que no quiere".El doctor Mancha explica que no existen aún datos de ámbito nacional sobre esta malnutrición ni sobre la insatisfacción de los pacientes hospitalarios, aunque ya están en marcha distintas investigaciones en este sentido.

Según los organizadores de las jornadas, especialistas y gestores hospitalarios están abocados a entenderse para que las compras de alimentos se adecuen a la dieta que precisan los pacientes desde un punto de vista técnico. Asimismo, uno de los objetivos de las jornadas es extremar la condiciones de higiene de toda la cadena alimentaria, el control nutritivo -se pretende que los cocineros, entre otros, aprendan la pérdida de nutrientes que supone cada tipo de cocinado o el paso del tiempo- y garantizar que la dieta que recibe un enfermo sea en todo momento la prescrita. Mediante procesos informáticos, por otro lado, se prevé conseguir evitar que la dicta caiga en una monotonía, dado que, por otro lado, se trata de un comensal predispuesto a la inapetencia.